ALMERÍA.- Los diestros Antonio Ferrera y Juan del Álamo cortaron una oreja cada uno en el festejo con el que se inauguró hoy la feria de la Virgen del Mar de Almería (sur), en el que Juan del Álamo se fue de vacío.
FICHA DEL FESTEJO
Se lidiaron cinco toros de Torrehandilla y uno -el primero- de Torreherberos, bien presentados, nobles y con el denominador común de la falta de raza y escasez de fuerzas.
Antonio Ferrera: estocada (ovación); y pinchazo y estocada (oreja).
Paco Ureña: estocada (oreja); y estocada caída y descabello (ovación).
Juan del Álamo: dos pinchazos y estocada (ovación); y estocada (ovación).
En cuadrillas, saludaron tras banderillear al segundo Curro Vivas y Álvaro López. El propio Vivas destacó también en una eficaz lidia al quinto.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Ramón García Carrique, fundador de la peña decana de Almería «Jueves Taurinos» y por José Antonio Martín, fundador de la escuela taurina de la ciudad.
La plaza tuvo media entrada en tarde calurosa.
LA CRÓNICA
El toro que abrió corrida y feria fue muy flojo, motivo por el que Antonio Ferrera no pudo lucirse como en otras ocasiones con las banderillas. La faena de muleta estuvo marcada por esa manifiesta falta de fuerzas del animal, si bien el torero ibicenco lo pasó con lentitud por ambos lados, aunque sin llegar a calentar lo suficiente.
Con el cuarto, Ferrera se abrió de capa intercalando verónicas y chicuelinas. También estuvo más entonado en el tercio de banderillas, con un par de poder a poder, otro al quiebro en la boca de riego, y otro más de la misma guisa al hilo de las tablas.
Con la muleta porfió y porfió Ferrera haciendo un gran esfuerzo sin conseguir que el toro tomara el engaño por su falta de raza. Al final consiguió algunos muletazos estimables, producto del gran esfuerzo. Cortó una oreja, premio a la entrega mostrada.
Paco Ureña despertó los primeros olés de la tarde en el recibo de capote a su primero con verónicas a pies juntos abrochadas con garbosa revolera. Con la muleta hubo tandas más que estimables por el pitón derecho, ya que por el izquierdo el toro tendía a puntear los engaños y a quedarse corto.
En la mitad del trasteo el astado se vino a menos, terminando el torero su quehacer en las cercanías, estando siempre muy por encima de su oponente, al que despachó de gran estocada, lo que le permitió cortar la primera oreja de la feria.
El quinto de la tarde fue el toro de más cuajo, y Ureña lo veroniqueó con gusto en el recibo. Faena basada en el pitón derecho, con tandas de muletazos de buen trazo, ya que por el izquierdo solamente hubo algún pase aislado sin unidad. Pero el conjunto de su labor no rompió para adelante por la escasez de fuerzas del animal.
Juan del Álamo saludó a su primero con una larga cambiada en el tercio y posterior ramillete de verónicas de muy buen son, ganando terreno hasta cerrar con una bonita media en el centro platillo. Lo llevó el salmantino al caballo galleando por chicuelinas antes de brindar al público la faena de muleta.
El joven espada de Ciudad Rodrigo comenzó toreando por el derecho con la muleta a media altura para no obligar al animal, que ya había perdido las manos en alguna ocasión. Así y todo logró muletazos limpios y profundos, pero no hubo conexión con los tendidos debido a la falta de transmisión del oponente.
El que cerró plaza manseó en los primeros tercios y hubo un gran desorden en el de banderillas. En la muleta no tuvo fijeza el toro, siempre con la cara alta y cabeceando, pero aún así Del Álamo, que llegó a ser prendido sin consecuencias, sacó tandas por el pitón derecho que se aplaudieron, aunque la faena se quedara sin el reconocimiento final del trofeo.