FECHA: 4 de septiembre de 2.014
LUGAR: Plaza de Toros de Campo Pequeño en LISBOA (PORTUGAL).
ENTRADA: No hay billetes.
RESEÑA: Antonio Ribeiro Telles (vuelta y vuelta); Pablo Hermoso de Mendoza (ovación y vuelta); y Joao Moura Jr (vuelta y vuelta).
GANADERIA: Toros de María Guiomar de Moura.
CABALLOS:
Primer toro de la Ganadería de María Guiomar de Moura, número 126, 500 Kg, de nombre Capeino: De salida NAPOLEON (2 farpas); en banderillas CHENEL (4 banderillas) y BELUGA (1 banderilla).
Segundo toro de la Ganadería de María Guiomar de Moura, número 113, 595 Kg, de nombre Monfortinho; De salida CHURUMAY (2 farpas); en banderillas DISPARATE (6 banderillas).
CABALLOS DESPLAZADOS: BERLIN, HABANERO, PIRATA, DALI y DUENDE.
COMENTARIO. Segunda actuación de Pablo Hermoso de Mendoza en esta temporada en la catedral de Campo Pequeño y segundo “no hay billetes” o “esgotado”, como dicen en Portugal. Importante la presencia de Pablo en Lisboa en esta temporada que lo confirma como la máxima figura del toreo para los aficionados al toreo a caballo de la plaza más entendida del mundo y que en esta noche, según la propia empresa, había sido la vez de todas las corridas desde la reapertura de Campo Pequeño en la que mayor número de boletos se habían vendido.
Llenazo, expectación y para empezar decepción, porque el toro con el que Pablo inició su labor, salió con muy poca fuerza en los cuartos traseros y apenas permitió que el navarro y los caballos lucieran. Con NAPOLEON tuvo los mejores momentos de salida en el inicio de la labor, cuando enceló al toro girando en terrenos muy reducidos. Fue el momento donde el toro más aguantó, porque a partir de aquí el astado cayó varias veces a la arena desluciendo la lidia. Tras una primera farpa de muy buena ejecución, pero colocación algo caída, llegó la segunda ésta sí perfecta de ambas circunstancias. Pablo sacó a CHENEL a sabiendas de que lo iba a poder lucir poco y así el caballo dejó cuatro banderillas y galopó de costado, realizando sus famosos y magistrales trincherazos, pero faltaba toro y faltaba emoción. Con el ambiente un tanto enrarecido, porque había división entre los pitos al toro y las ovaciones a Pablo, el navarro amagó con dar por finalizada la lidia, pero ante la petición de parte del público apareció nuevamente con BELUGA para volver a poner una banderilla de frente y luego torear de costado con el toro a la altura del estribo, pero tampoco había la suficiente emoción y terminó por cerrar su actuación. Al final fue requerido por público y presidencia para dar la vuelta al ruedo junto al Forcado de Chamusca, pero una vez más el sentido común y la vergüenza torera del jinete le hicieron permanecer en el callejón tras recibir una fuerte ovación.
Pero si el primero careció de fuerza, al quinto esta le sobró, pero nunca la quiso emplear. Un mastodonte, sobrero en la gran corrida que en Madrid lidió esta ganadería y que a nadie gustaba, ni si quiera al propio ganadero. Confirmó las expectativas y fue un mulo que no sacó la raza hasta que enfrentó a los Forcados de Villafranca de Xira. Antes con los caballos siempre midiendo, a la defensiva y cortando la salida de los equinos. CHURUMAY y DISPARATE se chuparon toda la lidia y vencieron en su enfrentamiento con la bestia, aunque tuvieron que cambiar la eficacia, el valor y los cojones, por la brillantez. Era un toro que no permitía un fallo, que no te dejaba dudar y por eso ambos caballos no lo hicieron y se arrimaron y cuartearon o tocaron al pitón contrario según las circunstancias y los momentos y trataron de encelar con bandera o con la cola y todo era inútil para sacar una carrera del mulo. Pero como el toro no ayudaba, fueron los caballos los que se prestaron a embestir ya llegar a sus terrenos, donde él se hacía fuerte, pero donde la habilidad de DISPARATE sobre todo le hacía gustarse en la suerte. Cuajo de caballo importante y que por desgracia para él, lleva ya una rachita seguida de toros complicados, pero que afortunadamente no lo está acusando. Tras colocar cinco banderillas, todavía fue requerido por el público para una sexta, la cual dejó en lo alto en una buena reunión y cuyo remate con la pirueta hizo que el tendido reventara en una enorme ovación. Fue el colofón de una faena y una noche en la que los toreros estuvieron muy por encima de la corrida y en al que el público lamentablemente, no pudo ver lo mejor de Hermoso de Mendoza y su cuadra, pero en la que dese luego, tampoco salieron con la sensación de decepción, porque una vez más, el jinete sacó todo lo que tenían los toros y nunca se rajó a pesar de las dificultades y si no vean el resultado ante dos toros casi imposibles. Seis banderillas a cada uno, cuando podía hacer simplificado y con cuatro hubiera finalizado sus actaciones.