El novillero queretano Juan Pablo Llaguno realizó la tarde de este domingo lo más destacado del festejo celebrado en la Plaza México, donde estuvo muy por encima de su lote. Antonio Lomelín hijo cumplió decorosamente en tanto que Gabriel Sánchez ‘El Gaby’ no estuvo a la altura de las circunstancias.
Se lidiaron novillos de Marrón, bien presentados y de juego desigual. Los mejores, segundo y quinto, de hecho, los restos de éste último merecieron los honores del arrastre lento. El primero ‘se dejó’; el tercero fue un manso peligroso; débil resultó el cuarto de la tarde y apenas cumplidor el que cerró plaza.
Antonio Lomelín lució de capa con el primero de su lote. Con la muleta cumplió sobradamente y por ello fue ovacionado.
La falta de fortaleza de su segundo le impidió alcanzar el éxito que anhelaba.
Quien tuvo todo para triunfar pero no cuajó una tarde redonda fue ‘El Gaby’, quien se llevó el mejor lote del festejo.
Con su primero pegó muletazos en los que no se embraguetó. Para colmo de males tardó en matar y lo que pudo ser un triunfo clamoroso lo cambió por dos avisos.
El segundo pudo haber sido su pase directo a la alternativa. Pero ocurrió todo lo contrario.
Gabriel no estuvo a la altura de las circunstancias y los aficionados se metieron duro con él, mientras que los restos del burel fueron ovacionados con fuerza durante el arrastre lento.
En contra parte a Juan Pablo Llaguno le tocó lo malo del encierro. Manso y difícil su primero, le obligó a exponer en demasía. Estuvo muy por encima de su burel y fue ovacionado.
El último de la función desarrolló un peligro ‘sordo’, que no muchos aficionados alcanzaron a percibir. Llaguno pegó muletazos de gran mérito por la verdad que le imprimió a cada uno de esos trazos. Tras un pinchazo y estocada fue ovacionado.