‘Sólo le pido a Dios que me cuide’: ANGELINO

José Luis Angelino salió a jugarse la vida, sin ninguna trampa, en la Plaza México. Esa apasionada entrega le llevó a cortar dos orejas y salir a hombros.

El camino por el que transitó en el coso grande es el que puede llevarle a convertirse en una primera figura de talla mundial. No es fácil que un diestro salga con esa determinación, con la cabeza fría y el corazón caliente a un compromiso en el que se estaba jugando ‘su última carta’.

Cierto que ahí, por ese sendero, está la fama y la fortuna. Pero también, y no hay que pasarlo por alto, están las cornadas y los percances. Por eso es que son contados los que pisan esos terrenos.

Durante su visita a la redacción de www.torosyfaenas.com.mx, José Luis Angelino, triunfador de la México, comenta categórico: ‘estoy consciente de que ese es el camino más complicado, pero también es el que te puede catapultar a niveles soñados’.

‘Es preferible afrontar cualquier cosa que pueda sucederte dentro del ruedo y no estar sentado en la sala de tu casa mascando tu amargura por no torear’.

‘Yo, lo único que le pido a Dios es que me cuide y que los toros me respeten para que pueda alcanzar mi objetivo’, dice con transparencia.

Y es que Angelino conoce los dos lados de la moneda. De encabezar carteles de postín ‘tocó fondo’ y por lo mismo actuó en un festejo de selección. Sin embargo, aunque la vio muy difícil, como ‘toro bravo’, el tlaxcalteca se creció al castigo y después de un fuerte infierno personal, en el que llegó a acariciar ideas descabelladas, resurgió con una fe inquebrantable.

‘Pasé momentos tan complicados que había que aprovechar cualquier resquicio para dejarte ver y y tratar de abrir alguna puerta. Así, en una tienta en Tlaxcala, con toros muy serios, salí a torear como si estuviera en una plaza de toros. Lo hice porque ese día había empresarios, toreros y más ganaderos. No me quedaba más remedio, pese a saber que ahí donde estaba no había ni siquiera un algodón en caso de un percance. Pero no tenía otro camino que arriesgar la vida’, confiesa sin tapujos.

‘Hoy soy un nuevo Angelino. Me reencontré conmigo mismo. Cuando comencé a tocar fondo fue porque se me fue la ambición, me volví conformista. No valoré todo lo que me había dado la vida hasta ese momento y la vida misma se encarga de enseñarte. Ya aprendí y eso es un infierno que no pienso volver a pasar’, agrega.

Quienes han seguido de cerca la carrera del torero tlaxcalteca aseguran que la apasionada entrega que demostró en el coso grande es la misma que ha desbordado en los escenarios, pocos, en los que había actuado hasta antes del domingo.

Ahora, de cara a su futuro inmediato, José Luis señala que lo que más le hace ilusión es poder sumar otra tarde en la Plaza México.

‘Si la empresa tiene a bien programarme, puedo darles mi palabra de hombre y torero que saldré a arrimarme de la misma manera en que lo hice el pasado domingo’.

‘La verdad he pasado hambres y malos momentos. He visto cómo se me han cerrado muchas puertas, cómo de repente dejé de tener amigos y pocas, muy pocas personas, fueron las que se quedaron a mi lado.

‘La vida me está brindando otra oportunidad y no pienso desaprovecharla. Además, lo único que sé hacer, lo único que me hace sentir vivo, es torear… Y es lo que pienso seguir haciendo’.