Triunfal debut de Leo Valadez en VALENCIA

VALENCIA.- Llegaba el utrero a Valencia de la mano de Antonio López Gibaja para el debut con picadores del mexicano Leo Valadez. Junto a él, Francisco José Espada y Cristian Climent, quienes ya sabían lo que era “tocar pelo” en Fallas.

Nada bien le vino al primero la tremenda voltereta que descargó en los riñones en el saludo de Espada y terminó apagándose entre su falta de fondo y el molesto viento que le impidió a manejar los trastos con más gobierno. Sí enseñó su faceta más lidiadora para dejar naturales de mucho mérito usando la ayuda para trazar más largo. Francisco es un matador de toros ya hecho y su poderosa actuación, siempre emergiendo por encima de las condiciones del animal así lo confirmó. Con quietud y seguridad se metió en el final, pero ya estaba muy aplomado el de Gibaja. Con facilidad dejó el estoque para saludar una ovación.

El cuarto rebañó por la corva a Espada mientras le pegaba chicuelinas en el saludo, cayendo de muy fea manera y haciendo temer un resultado que afortunadamente no se produjo. Visiblemente cojo, se fue a la cara Espada con la muleta, brindando una faena de máxima firmeza para extraer, casi a regañadientes, muletazos de profundidad entre la regular condición del novillo, con el que estuvo sólido y asentado, con recursos y capacidad para empresas mayores. Cuando llegaron las manoletinas del final ya estaba el utrero completamente podido ante la madura entrega del madrileño. Se precipitó, sin embargo, al entrar a matar y con los fallos se perdió el premio.

Solvente y entregado se mostró Climent en el saludo al segundo. Fue el propio torero quien colocó las banderillas con mucha voluntad, pero no siempre con acierto. Muy espectacular fue el inicio muletero, con el arrojado Climent llevando el pecho de rodillas tras el trapo y con el novillo transmisor embistiendo incansable. Más relajo tuvo luego, cuando se dedicó a torear sobre la derecha con poso y con largura. Pero tampoco a él le dejó el viento confiarse, ni ligar las tandas al natural, por donde llegaron los mejores muletazos de uno en uno, con buen enganche y mejor trazo para su escaso bagaje. Con mucha fe cobró la estocada para pasear una oreja.

Al serio quinto le echó los vuelos Climent con el capote con muchísimo sabor. El novillo se venció por ambos pitones en banderillas y le pegó una paliza tremenda a Leo Valadez, a quien había invitado Climent a compartir el tercio. El animal fue una prenda en la muleta, vencido, orientado y por dentro, poniendo en serias dificultades al valenciano. De pasar un rato fue el colorao, con el que se metió Cristian con habilidad para matarlo con decoro.

A Leo Valadez se le vio frescura y también bisoñez con el áspero y violento segundo, muy asentado siempre con el capote y despierto manejando las banderillas para clavar mientras le echaba el novillo la cara arriba. Al pecho se le fue en el inicio de rodillas, poniéndole la pala del pitón en la cara, Aún así se hundió en la arena para darle firmeza al utrero y tragarle la díscola condición. Siempre asentado, siempre despierto y listo para andar por encima hasta que se sintió podido el animal. Final por manoletinas muy ceñidas y un par de pinchazos que arruinaron el premio.

Con el sexto y tras la paliza del anterior, salió Leo con descaro y desparpajo, variado con el capote para dejar verónicas en el saludo, un galleo por chicuelinas de buena fábrica para dejar al novillo en el penco y un quite por zapopinas con media de rodillas que calentó el ya húmedo tendido bajo la lluvia. Tuvo más largura el novillo y buen galope para que le cuadrase en la cara el mexicano con los garapullos. Y en el barro enterró los pies para torear al natural, porque en la mano izquierda basó la faena, llevando largo a base de tragarle arrancadas vencidas, asperezas varias y genio en la tela, pero también movilidad para aprovecharla. No sólo lo hizo Leo, sino que supo templarle la intención al utrero a base de correr la mano sin dejarle tocar trapo, siempre por abajo y siempre comprometido con el toreo. Se tiró con fe para lograr la estocada desprendida y cortar la primera oreja de su carrera con picadores.

FICHA: Plaza de toros de Valencia. Feria de Fallas. Octava de feria. Un cuarto de entrada. Novillos de Antonio López Gibaja, correctos de presencia. Con calidad, sin fondo, muy a menos el primero; embestidor sin chispa el segundo; díscolo y mentiroso el tercero; pasador y con cierto genio el cuarto; una prenda el orientado y serio quinto; serio y áspero, pero entregado el bravo sexto. Francisco José Espada: Silencio y silencio tras aviso. Cristian Climent: Una oreja y ovación. Leo Valadez, quien debutó con picadores: Ovación tras aviso y una oreja.