ARTURO MACÍAS, con el ánimo intacto tras… ¡19 CORNADAS Y 8 FRACTURAS!

 

‘Aunque muchos de mis colegas  no están de acuerdo conmigo, siempre he creído que el toro te da todo, así con esas palabras, todo. Pero también te cobra una factura y esas facturas son los percances’, afirma Arturo Macías, quien este domingo sufrió una cornada de dos trayectorias en la pantorrilla derecha, mientras lidiaba al primero de su lote.

Macías tiene diez años como matador de toros con alternativa y en ese periodo ha sufrido 19 cornadas y ocho fracturas, una de estas segundas gravísima pues estuvo cerca de postrarlo en una silla de ruedas para siempre.

Sin embargo, la fortaleza y férrea decisión de Arturo le hacen mantenerse de pie y con el ánimo intacto.

‘Uno como torero debe darle el valor a todo lo que hace y además, el traje de luces merece un respeto muy especial. Ese respeto es el que me obliga a quedarme en el ruedo para ser honrado conmigo mismo y con la afición que paga un boleto’.

‘Las cornadas claro que duelen, pero después de tantas algo pasa en la mente que aprendes a sobre llevar el dolor de una manera muy especial’.

‘Cuando estaba herido, en el ruedo, mis pensamientos se centraban en la lidia que le iba a dar al toro, ni siquiera pensé en irme a la enfermería antes de pasaportarlo pues todavía tenía fuerza para estar en el ruedo y de haberme ido no hubiera sido congruente con mi profesión’, reconoce el valiente Macías, quien salió este mismo lunes del hospital para continuar rehabilitándose en el calor de su hogar en su natal Aguascalientes.

‘Para mí la fiesta brava es mi vida misma, no me concibo sin poder torear. Las cornadas y los percances, como te digo, son un pequeño tributo que se tiene que pagar por algo tan grande y majestuoso como lo es el toreo’, subraya.

La intención de Arturo Macías es reaparecer el uno de noviembre en Ciudad Hidalgo, Michoacán, donde se le anuncia al lado de Juan Chávez y Jesús Duque.

Antes de concluir la entrevista, enfatiza que ‘quizá suene trillado pero es lo real. Ya quiero volver a vestir el traje de luces y la razón es sencilla, para demostrarme a mí mismo que una cornada más no hará mella en mi afición ni en mi vocación de torero’.