Después de la desangelada actuación del diestro Alejandro Amaya en Las Ventas de Madrid, la prensa española le ‘dio a llenar’ al torero de Tijuana.
A continuación, algunos fragmentos de diversas publicaciones:
ABC DE MADRID.- ‘Quien no quiso ni intentarlo con su lote fue Alejandro Amaya. Vaya imagen que dio: ni actitud ni aptitud. Como si allende los mares no hubiese espadas con ganas de ser alguien y abrirse un hueco acá. Con una bronca lo despidió Madrid’.
EL MUNDO.- ‘Al mexicano Amaya lo anunciaron como guiño a la Hispanidad como única justificación. Hay compatriotas mucho más preparados para dejar en mejor lugar, con el mismo mal lote, el pabellón de México. Impresentable. El programa acreditaba como mérito un romance con la actriz Bárbara Coppel. Sin coña’.
AGENCIA EFE.- ‘No quiso ni ver a su primero, toro que tuvo sus complicaciones, pero no con la exageración que lo trató el azteca, que se limitó a “quitarle las moscas”, sin el más mínimo compromiso. El descaro continuó en el quinto, al que brindó inopinadamente al público, lo que, al final, se tradujo en cierta rechifla del tendido, pues el mexicano esta vez intentó quedarse más quieto, sin embargo, de nuevo no llegó pasar de las vulgares y apáticas apariencias. El mitin con epa fue también algo muy serio. De ahí la bronca final’.
CULTORO.- ‘Poca historia tuvo la lidia del segundo toro de Martín Lorca. No se llegó a saber cómo era el toro: si bien en banderillas recortaba, Alejandro no tuvo confianza en el astado, no le planteó faena en ningún momento, lo macheteó y mató de estocada entera y dos golpes de verduguillo. Escuchó una sonora pitada. En el quinto, Alejandro Amaya dejó una sensación malísima con un torero falto de capacidad y actitud. Fuertemente abroncado durante la lidia fue el mexicano, matando de metisaca y saliendo prendido sin consecuencias antes de ser pitado. Muy por debajo de la exigencia de Madrid’.
LAS VENTAS.COM.- ‘Alejandro Amaya no se entendió con su lote’.
MUNDOTORO.- ‘…Alejandro Amaya, que no lo vio claro y tiró rápido por la calle de enmedio en el último tercio. También fue breve su faena al quinto, un toro hondo, más estrecho de sienes, de acapachada cornamenta, al que costó desplazarse y por el que tampoco apostó el mexicano’.