DETALLES TOREROS EN SUBALTERNOS
Por ADIEL ARMANDO BOLIO
* Para ver la foto de la que se habla en esta columna, click aquí: Histórica
Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. Ahora quiero comentarles de manera especial un hecho que pude presenciar el pasado miércoles 11 de este mes, en el día fuerte y final de la tradicional Feria de Nuestra Señora de los Dolores en el legendario coso “El Renacimiento” de Teocaltiche, Jalisco.
Fue el examen aprobado sin macula del puntillero de 22 años de edad, originario de la ciudad de Aguascalientes, José Omar Muñoz Gutiérrez. Sin embargo, el hecho no fue en sí su examen sino el detalle que tuvo el puntillero titular de la función, Jesús Reyes Pérez, quien “cachete” en mano antes de salir el toro que abrió plaza pidió permiso a la autoridad, en este caso, el arquitecto Ignacio Rivera Río, para que se lo entregara simbólicamente en una ceremonia de graduación al joven Muñoz Gutiérrez. Sin duda, un acontecimiento sencillo, poco común, pero a la vez, indudablemente, emotivo y que habla muy bien de que entre subalternos también hay detalles toreros y de gran categoría.
Bien, pues ese evento entre un puntillero experimentado y otro que apenas iniciará, así lo esperamos, una larga y exitosa trayectoria manejando la puntilla, nos hizo recordar que en los anales de la historia de la tauromaquia está registrada una ceremonia sui géneris entre banderilleros, la de aquel domingo 2 de noviembre de 1925, en el coso defeño “El Toreo” de la Condesa.
Reza entonces la historia que salió el primer toro de la dehesa de Atenco pero hubo de regresarse a los corrales y el sustituto, de nombre “Garlopo”, de la misma divisa, sirvió para la alternativa que el célebre espada sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo” le otorgó al diestro jalisciense no menos famoso Pepe Ortiz en mano a mano. Sin embargo, momentos antes de la ceremonia, al iniciarse el segundo tercio, se llevó a cabo otra totalmente atípica pero si de mucha categoría cuando el subalterno de confianza de “Chicuelo”, el madrileño Luis Suárez “Magritas” le dio una especie de alternativa al subalterno de confianza del “Orfebre Tapatío”, el defeño Francisco Gómez “El Zángano”, al entregarle éste su capote a “Magritas” y él a su vez concederle el primer par de banderillas en un acto sencillamente simbólico pero de mucha calidad torera.
Cuenta la leyenda que cuando se iba a iniciar ese segundo tercio, “Magritas” llamó al “Zángano” y le dijo que si su matador le daría la alternativa al suyo por qué él como su primer banderillero no lo haría con el de su alternante y así se dio el acontecimiento que da fe en una foto de esa fecha y que ilustra esta columna, lo que nos hace recordar que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.