‘Un milagro estar vivo… Y ser torero’: EL ZAPATA, quien decide mañana su reaparición

‘¿Qué hago aquí si tengo familia, esposa e hijos?’ pensaba Uriel Moreno ‘El Zapata’, mientras los doctores le atendían para salvarle la vida en una ambulancia a toda velocidad.

Era la noche del 12 de febrero cuando un toro le pegó una cornada penetrante de vientre, mientras actuaba en El Relicario de Puebla.

Días después la respuesta llegó sola. ‘Soy torero, mi vida no estaría completa sin la fiesta brava’, reconoce el valiente torero, quien hoy día aún resiente las huellas del duro percance.

‘Me duele el abdomen y las heridas que me hizo el toro. Digamos que me siento como si estuviera recién parido’, dice sin perder el buen humor el torero apoderado por Tauroarte, de Alejandro Hinojosa y Ricardo ‘El Negro’ Montaño.

Hace un par de días regresó de Acapulco, donde estuvo poco más de una semana restableciéndose física y mentalmente de la gravísima cornada de 55 centímetros que le infirió el toro de Santa Fe del Campo.

‘La verdad es que me ha servido de mucho alejarme del toro, cuando menos una semana, para descontaminarme tanto en lo físico como en lo mental pues esta ha sido la cornada que más me ha dolido y una de las más graves en mi trayectoria. Por fortuna, acompañado de mi familia se me hizo más grata la estancia en Acapulco, donde leí, caminé en la playa, me tosté al sol. Ahora a ver por mi carrera de torero’, subraya.

Por lo mismo, mañana miércoles por la mañana en el rancho de su padre, en Tlaxcala, toreará una becerra para medirse y probarse físicamente.

‘Una vez que haya lidiado esa becerra sabré si por la tarde de este mismo miércoles participaré en la tienta pública que se realizará en la Plaza Jorge Ranchero Aguilar’, dice.

Uriel Moreno decidirá precisamente este miércoles 23 de marzo si podrá reaparecer este sábado 26 con un doblete. Primero en el marco de la Feria de Texcoco, donde el cartel lo complementan el rejoneador Emiliano Gamero y el diestro Antonio García ‘El Chihuahua’ y por la noche en la Plaza Jorge ‘Ranchero’ Aguilar de Tlaxcala.

Y es que tras el cornadón que sufrió bajó siete kilos de peso. ‘Los vestidos que tengo me quedan muy flojos, bajé siete kilos de pura masa muscular’, confiesa el torero, quien no se cansa de gritar a los cuatro vientos que ‘es un milagro estar vivo. Los mismos doctores me dijeron que alguien desde el cielo me cuidó pues imagínate, 55 centímetros de cornada y no me partió un solo órgano vital’.

‘Los milagros existen y Dios me permitió seguir vivo para seguir siendo torero’, apunta Uriel, quien dice ‘creo que en mi hoja de vida ya se cerró el capítulo de la grave cornada y ahora hay una página blanca, en limpio, para escribir una nueva historia que será de triunfos y cosas buenas’, puntualiza.