Murió el escultor HUMBERTO PERAZA

El pasado sábado 28 de mayo en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, la Fiesta de los Toros a nivel mundial sufrió la sensible pérdida del gran artista plástico yucateco Humberto Peraza Ojeda a los 90 años de edad, de acuerdo con lo reportado por sus hijos Guadalupe y Sergio.

Sin duda alguna, el maestro Peraza fue un representante ejemplar del arte escultórico y pictórico a través de su inspirada expresión en bronce, plastilina, pasta de papel, acrílico, cantera, papel maché, óleo, acuarela y sanguínea entre otras formas en las que el artista meridano daba rienda suelta a su gran pasión por los toros, además de otros temas que abordó en su larga, fructífera y exitosa trayectoria.

Según lo indica la Galería de Arte “Divart”, Peraza durante su carrera labró más de cien piedras talladas, pintó 48 cuadros al óleo, 150 acuarelas y 60 gouaches (color diluido en agua sola), además de más de tres mil esculturas fundidas en bronce, siendo algunas de sus obras representativas la del General Lázaro Cárdenas, ubicada en el Eje Central de la Ciudad de México y el monumento al general de división Joaquín Amaro Domínguez en el Paseo de la Reforma, también en la capital del país, incluyendo en la parte taurina sus esculturas a diestros como Fermín Espinosa “Armillita”, Lorenzo Garza, Carlos Arruza, Juan Silveti, Eloy Cavazos y don Rodolfo Gaona, a través de su famoso “Par de Pamplona” y de la que fue modelo por más de 40 días vistiendo un terno corinto y oro del propio maestro, el entonces incipiente periodista Addiel Bolio, sin descontar su inigualable obra llamada “La Tauromaquia” y que fuera colaborador en sus inicios como escultor de su afamado colega valenciano Alfredo Just Gimeno al estar levantando todos los conjuntos escultóricos que rodean a la Monumental Plaza México.

Humberto Peraza Ojeda nació en Mérida, Yucatán, el 4 de diciembre de 1925. Fue hijo de don Andrés Peraza Lara y de doña Trinidad Ojeda, siendo hasta 1929, a los cuatro años de edad, cuando realizó su primera escultura en cera representando un loro.

A los cinco años de vida, su padre lo llevó a una corrida de toros y ello fue suficiente para el jovencito Humberto decidiera adoptar como sus pasiones a la Fiesta de los Toros y la escultura.

Durante su época pre vocacional en el Instituto Politécnico Nacional de la Ciudad de México, en 1946, fue cuando le nació el gusto por hacerse torero, lo que su padre le reprobaba. Sin embargo, con tal de no dejar el toro empezó a trabajar como ayudante del arquitecto José Creixel, en la colonia Polanco y allí en sus ratos de ocio hacía figuritas de colores representando toreros y toros, por lo que un día un camionero las vio, se las elogió y le sugirió que fuera a ver unas esculturas grandes que estaban haciendo por el rumbo de Insurgentes, por lo que en un siguiente viaje le ofreció llevarlo a donde precisamente estaban construyendo la Monumental Plaza México.

Llegó entonces al lugar y el joven Peraza quedó impresionado, se presentó con el maestro Just, le pidió trabajo pero se dio cuenta de sus todavía limitaciones artísticas, aunque si lo dejó quedarse para seguir trabajando y aprendiendo.

Fue hasta 1948 cuando con mucho esfuerzo ingresó a la Academia de San Carlos y a partir de 1951 empezaron las exposiciones y exhibiciones de su maestría sorprendiendo a propios y extraños.

En 1954, el 10 de octubre, se casa con doña Angelina Ávila Montoya y ese mismo año se titula como maestro en Artes Plásticas, Vinieron entonces más muestras de su destreza escultórica y pictórica, y sin dejar de sentirse torero, el 10 de junio de 1959, funda la Peña de Aficionados Prácticos.

En 1960 fue nombrado como miembro internacional de Arts Guild Palais de la Escuela de Montecarlo y de ahí se desprendieron un sinnúmero de exposiciones a nivel nacional, además de premios que obtuvo gracias a su ya reconocida trayectoria, incluyendo que por varios fue el encargado de elaborar los trofeos Domecq a lo mejor de la Temporada Grande en la Monumental Plaza México.

Sobre el maestro Humberto Peraza Ojeda, el afamado diestro Silverio Pérez apuntó: “A Humberto Peraza se le puede calificar con toda justicia como genio. Sus obras no solamente se ven y se admiran, tal parece que se palpan, se sienten. Diría sin caer en la exageración que hasta se huelen”.

En su momento, el siempre recordado espada David Silveti dijo del maestro Peraza Ojeda: “Escuché hablar del maestro desde muy pequeño pero una de las obras que más me impresionaron fue la que quedó representada en una de sus famosas piezas escultóricas, una media verónica realizada por mi abuelo en Valencia, España, en una tarde de junio de 1923 cuando un toro le partió el pecho”.

Además de todo ello, en lo personal tuve la gratísima oportunidad y la fortuna de ser su amigo y de entrevistarlo en varias ocasiones, significándose siempre por su don de gente, siempre dispuesto a conversar de la Fiesta de los Toros.

Así que tras su irreparable pérdida, con música yucateca fue despedido el maestro Humberto Peraza Ojeda por familiares y amistades en una agencia funeraria de Cuernavaca. Su cuerpo fue incinerado y las cenizas permanecerán en un nicho custodiado por una escultura de San Francisco de Asís. Descanse en paz el sin igual artista plástico don Humberto Peraza Ojeda.