‘Lama de Góngora toreó muy bien al último del festejo sabatino pero el astado se le hizo de hueso y tardó mucho tiempo en pasaportarlo. De hecho le pudieron haber tocado los tres avisos y más, pero el juez se los perdonó. Lo que es un hecho es que el juez de plaza no le otorgó las orejas, los únicos que cortaron orejas fueron la matadora de toros queretana Paola San Román, quien desorejó a su burel, y el novillero Patricio Ochoa, quien cortó un apéndice, nada más. Ni César Ibelles ni Lama de Góngora cortaron orejas. Esa es la realidad’, confirma don Raúl Ibelles, padre del matador de toros del mismo apellido, quien formó parte de dicho cartel y quien acompañó a su hijo en el callejón en Ulapa, Hidalgo.
‘Yo no vi en qué momento le cortaron las orejas a ese burel y se las entregaron a Lama de Góngora. Pero reitero, el juez de plaza no le dio nada, no le dio orejas y ni los avisos que eran por el tiempo transcurrido’, ratificó Ibelles.
Lo anterior, luego de la polémica que se suscitó en redes sociales y es que al término de esa corrida mixta, le tomaron ‘la foto del recuerdo’ a Lama de Góngora con las dos orejas que miembros de su cuadrilla cortaron anti reglamentaria y alevosamente. Desafortunadamente y queriendo sorprender a los medios de comunicación se hizo llegar a diversas redacciones la noticia de que Lama de Góngora había salido a hombros, nada más alejado de la realidad.
Los triunfos se logran en el ruedo y no en los despachos.
