Anuncia retiro el novillero LUIS OROPEZA ‘EL POETA’

El novillero Luis Oropeza ‘El Poeta’ envió una sentida carta a esta redacción para dar a conocer su decisión de retirarse de la profesión.

A continuación le presentamos la misiva íntegra:

‘Anuncio mi retiro de los ruedos. Como torero decido colgar el traje de luces, aunque de luces no, ya que casi siempre usé pasamanería en azabache, por aquello de las supersticiones. He decidido retirarme del toreo después de años de  lucha, de festejos formales y algunas capeas en Extremadura, España en mis recuerdos, así como estar como oyente en la Escuela taurina de Madrid en el año 2000 y 2001’.

‘No me arrepiento de vivir esta hermosa profesión, nunca imaginé que fuera tan profunda en sentimientos y de igual forma libre cuando se está en la cara del burel. Es una sensación indescriptible, en la que cuando el toro te lo permite, se purifica tu vida y se alimenta tu alma.

‘Es un momento en el cual no intentas vivir sino sentir esa sensación en donde ya no existe el miedo, en una conjunción toro y torero para ser uno solo y perder las formas de todo lo terrenal.  Yo sí puedo decir que esta hermosa locura me llevó a una luz inexplicable en algunos momentos, sin embargo, para llegar  eso, se pasa frío, calamidades y hambre torera.

‘Es más difícil el toro de afuera que el del ruedo mismo, no me voy del mundo del toro con amargura, porque también debo mencionar que hay gente buena que te apoya y ahora no concibo mi vida sin tantos amigos que hice y que ahora son mi familia taurina. En mi búsqueda por cerrar este importante ciclo en mi vida, busco en donde colgarme de un cartel para así cortarme la coleta dignamente mientras me preparo en el campo y en duro entrenamiento tanto atlético como mental.

‘Me siento en el contexto de la tesitura de la vida, altivo, con temple y garbo, tejiendo en el aire el cómo y el dónde, el sitio y el sentido. Impredecible, pero intacto, bordando el sentimiento, jugando a cada instante con esa señora tauromaquia, incólume y respetable.

‘Serio, sólo y ágil cuando me fundo en el ruedo, porque me observa ora fuerte, ora altivo, tanteo el terreno, y esa noble fiera, también juega con su vida, arremete con el testuz, se detiene, ora sumisa, ora brava, ante mis ojos de torero más que de humano común.

‘La fiera también muestra su pasión y arremete de pronto, ya que matar es su naturaleza, pero también se acopla a la horma de la mano que tiene frente; su alma pende de un estoque, así como la mía de un hilo, y como prestidigitador la aquejo, la asedio.

‘La fiesta nos aclama a ambos, que somos uno solo, cuando con tiento, con garbo avanzo la muleta que juega con sus astas y la vierto delante, sumiéndolas en el viento a mis pies y bajo mi rostro, el astado se inclina como si rindiera culto a su honor y al mismo tiempo acrecienta su valía, su estampa. El Ole nos arropa, cuando inmersos en la danza del destino, hombre y fiera somos uno. En lontananza se observa que domina el sentimiento de verme purificado, atendiendo al llamado de mi destino, que me incita y conmina a dejarlo todo en cada pase, y escuchar como venidas del cielo, un cumulo de voces que me elevan para finalmente reconocerme “TORERO”’.

El Poeta