El matador de toros ALBERTO HUERTA lo primero que hizo al pisar el ruedo de la plaza de toros SANTA MARÍA DE QUERÉTARO fue irse a porta gayola, ahí donde los toreros dicen «se siente morir un poco » y así fue pues el diestro poblano al realizar dicha suerte quedando inconclusa casi pierde la vida el pasado 3 de abril en la plaza de toros de Reynosa, donde un toro de la ganadería de Rafael Mendoza bautizado con el nombre de «Buen amigo » le propinó 1 cornada con tres trayectorias grandes y dolorosas, una de 40 centímetros otra de 12 centímetros y la última de 10 centímetros.
Fue la primera vez que el pitón atravesaba las carnes del torero haciendo varios destrozos musculares y en la columna vertebral en la zona lumbar milagrosamente sin tocar algún órgano vital y lo más importante sin tocar el alma de HUERTA.
El valiente torero toreó de salón e inició su labor de hinojos en los medios, justo como cayó herido aquel día. Por lo mismo, tras entrenar, le dijo a las personas que le acompañaban ‘necesitaba regresar donde me quedé’.
La recuperación ha sido intensa al ser sometido a la segunda parte de rehabilitación que consiste en:
2 horas de ejercicio en piscina diario
2 horas que le suministran electroshocks
En zona ya regenerada y que responde favorablemente a esta estimulación.
Alternado láser y compresas así como tecnología de punta que regenera tejidos.
El uso de una faja permanente que le da soporte y fuerza en las vértebras lumbares dañadas
Aunado con lo que tanto deseaba el matador iniciar el toreo de salón ya con el toro imaginario poder pisar un ruedo y así volver a sentirse vivo.
Con capote y muleta en mano el diestro poblano vuelve a soñar faenas y entre el sol y las sombras se dibujan los trazos de lo que algún día no tan lejano y teniendo a un toro enfrente podrá expresar lo que lleva dentro con arte.