La matadora de toros Lupita López estuvo de visita en esta Casa Editorial, recién desempacada de Perú, donde en la Plaza de Cajamarca tuvo una triunfal actuación, que le valió para dejar amarradas cuatro fechas a cumplir en junio.
Apoderada por el diestro mexicano Amado Luna, aprovechó su estancia en aquel país para realizar diversos tentaderos en los que coincidió con el torero local Andrés Roca Rey.
La guapa yucateca goza de un gran cartel en Perú. Sin embargo, lamenta que aquí en nuestro país las empresas no le abran las puertas: ‘Resulta triste que no te reconozcan en tu país todo el esfuerzo que haces. Allá en Perú el trato que nos brindaron fue muy bonito. Te sientes valorada’.
Sin embargo, como toro bravo se crece al castigo y asegura con firmeza que: ‘En lugar de irme para abajo porque las personas no creen en mí, me voy para arriba, me crezco al castigo y me esfuerzo al máximo para lograr lo que me propongo’.
Conocedora en carne propia de las ‘cornada que da la vida’, la decidida torera confiesa que al igual que al ‘de negro’ a esas circunstancias adversas de la vida hay que hacerles frente con ‘valor y determinación. Hay quienes por nuestra condición de mujer nos quieren minimizar y no sólo dentro de la fiesta brava sino en la vida en general, pero las mujeres hemos demostrado estar capacitadas para realizar cualquier actividad igual que los hombres’.
A mediados de año, Lupita viajará a España para probar fortuna de aquel lado del océano y asistir a diversos tentaderos.
Lupita no pierde la esperanza de verse anunciada en la Plaza México: ‘En una sustitución, en una corrida de puros hombres o mujeres, el cartel que sea y con quien sea. Yo estoy para torear. En cuanto al ganado tampoco tengo problema. Estoy acostumbrada al toro grande. Siempre lo he dicho, no quiero que me den, sino que me pongan donde haya’.