Uno a la alza; otros, a la baja
Por Gustavo Mares
Las dos corridas al hilo que se dieron en la Plaza México, que celebró 72 años de su inauguración, arrojan interesantes lecturas al tiempo que encienden, por enésima ocasión, los focos rojos de alerta, porque algo está pasando en el campo bravo.
Iniciemos con la materia prima. Se confirmó que muchos de los ganaderos, los que suelen preferir las figuras que nos visitan más allá de nuestras fronteras ‘le han echado demasiada agua al vino’.
El domingo, los astados de Teófilo Gómez fueron un desfile de ejemplares sin trapío y mansos, que dejaron mucho qué desear. Pese a que se trató de una de las corridas más importantes del calendario taurino, los ejemplares de la divisa queretana no estuvieron a la altura de las circunstancias. Los aficionados, a través de redes sociales, mostraron su malestar por el hecho de ver anunciado este hierro que en la presente campaña tuvo más fracasos que éxitos.No se puede mandar un encierro así de indigno a un compromiso de tal envergadura. El prestigio es algo que tarda mucho tiempo en construirse pero poco en derruirse.
De no haber sido por los toros de regalo, incluido –el ‘septimo cajón’ del madrileño-, habría sido una tarde infumable.
El lunes, los toros de Jaral de Peñas cumplieron sin problema alguno con el trapío que exige la catedral del toreo en América. Desafortunadamente, tampoco fueron un compendio de raza. Menos malos que los de un día antes. Pero eso no es consuelo.
En el renglón de los ‘coletudos’ hay también lecturas interesantes.
El sábado quedó de manifiesto que Julián López ‘El Juli’ impone condiciones pero también que a diferencia de lo que se ‘zumba’ allá en España, aquí en nuestro país viene muy cómodo. Ojo, no quiere decir que en el ruedo no haya peligro, pero no es lo mismo ver jugarse la vida a un torero con un ‘tío con toda la barba’ y brava embestida, que con un astado muy justo de presencia y sin bravura. Esos factores han incidido en que el poder de convocatoria del madrileño vaya a la baja.
También quedó claro el ‘divorcio’ de Joselito Adame con el público de la México.
El aguascalentense fue ‘piedra angular’ en los carteles esta temporada que está por concluir pero su balance fue más negativo que positivo. Se palpa que los aficionados le están cobrando factura por diversos y desafortunados sucesos como aquellos de Mérida, declaraciones que no han gustado y hasta campañas publicitarias contraproducentes.
En el caso del peruano Andrés Roca Rey, el grueso del público se cansó de esperar al triunfador de otros escenarios, que no ha dado el ‘do de pecho’ en el gran coso pese a que le programaron en los mejores carteles sin habérselo ganado en el ruedo capitalino.
En el otro lado de la moneda se encuentra el caso del tlaxcalteca Sergio Flores, quien sacó la raza y pudo triunfar con fuerza en el mano a mano con ‘El Juli’.
El torero de Apizaco, cuya propuesta y actitud en el ruedo es transparente y honesta, poco a poco se ha ganado el cariño del público. Nadie le ha regalado nada. Lo que ha logrado vestido de luces lo ha pagado con sangre y esfuerzo. Es Flores, de los pocos diestros ‘independientes’ que ha logrado abrirse paso para colocarse en carteles de postín.
Si bien ahora mismo en la baraja taurina mexicana no hay figuras del toreo, Sergio es quien tiene mayores posibilidades de serlo.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué espera la NFL para contratar como tackle al gran monosabio Carlos Cadena, quien mostró su gran condición física ante deleznable personaje?