Sólo los toreros saben
Gustavo Mares
Solamente los que visten de luces saben lo que pasa por su mente los días previos a salir al ruedo. Desde hace 24 años que este reportero ejerce el oficio periodístico, aún se asombra cuando entrevista a un torero previo a un compromiso importante, no se diga si lo que le espera es actuar en la Plaza México. Eso es cosa seria.
Los ha habido que con una sola entrevista ‘dan color’ de lo que sucederá en el ruedo. Algún día, un torero se quejó amargamente con su representante porque el reportero le preguntó si el domingo en la México ‘se jugaba la carrera’.
El apoderado le protestó airadamente al periodista por la pregunta, porque aseguraba que ‘no era para tanto’. Llegó la tarde del domingo y el diestro en cuestión no tuvo una tarde afortunada sino todo lo contrario. De hecho, a partir de ahí los contratos, de por sí escasos lo fueron todavía más.
Casos contrarios, por fortuna, los hay por montones. Toreros que proyectan tal convicción en sus declaraciones, en sus acciones, que el fin de semana confirman con hechos lo que días antes dijeron en entrevista.
¿A qué viene esto a colación? Hace unos días, durante una entrevista, el rejoneador charro Joaquín Gallo, quien rozó el triunfo el pasado domingo en la Plaza México, de no haber sido por sus yerros con el rejón de muerte, decía que era precisamente el último tercio lo que más le preocupaba.
Antes de comenzar la entrevista, en una charla previa a encender la grabadora, aseguraba que tenía dominados los dos primeros tercios que ahí no había problema. Que lo disfruta mucho y se le da bien. Adelantó que pondría banderillas cortas y que torearía con el jorongo.
También dijo que tenía contemplado torear a pelo sin montura, pero por alguna razón eso no sucedió. Para concluir, también con gran convencimiento, como si hubiera previsto lo que sucedería días después, dijo con certeza ‘el rejón de muerte es el que me hace pasar problemas, ahí es donde se me va a ir el triunfo’.
El domingo, en el cierre de la primera etapa de Soñadores de Gloria Certamen Nacional de Novilladas en la plaza más grande del mundo, al caballista se le vio muy fácil en los dos primeros tercios. Emocionó y convenció. Parecía que la oreja llegaría.
Tomó el rejón de muerte y sí, tal como lo vaticinó, perdió el trofeo que pudo haber cortado.
Echó pie a tierra apenas después del segundo pinchazo. Paradojas de la vida. Fue el rejoneador charro el que cobró el mejor espadazo del festejo novilleril en la catedral del toreo de nuestro país, donde compartió la combinación con cinco jóvenes toreros de a pie. Al final fue Gallo quien se llevó los titulares.
Solamente los toreros saben qué es lo que pasa por su mente días antes de una tarde de toros. Algún día, el diestro regiomontano Enrique Espinoza ‘El Cuate’, ahora flamante padre de familia, confesaba, convaleciente tras una cornada: ‘Ya pasó lo que tenía que pasar’ y es que aseguraba que días antes sabía que caería herido, motivo por el cual dejó más comida a sus peces allá en Monterrey, donde encargó su perro con el vecino. ‘Lo que no sabía era la magnitud del percance pero ya sabía lo que sucedería’, subrayó ‘El Cuate’.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué matador de toros en retiro y empresario será también criador de reses bravas?