Han pasado ya diez años pero duele como si hubiera sido hoy.
El 14 de junio de 2008, en su ‘tierra adoptiva’, se nos adelantó en el paseíllo el maestro Addiel Bolio, quien durante 51 años ejerció el periodismo deportivo y taurino.
Alrededor de las 06:00 horas, en el Hospital General de Zona 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Aguascalientes, a los 73 años de vida cumplidos, el afamado Cronista Taurino Internacional (CTI) perdió la batalla contra una serie de insuficiencias físicas.
Addiel Alfonso de Jesús Bolio y Solís, su verdadero nombre, comenzó su trayectoria periodística, gracias al impulso que le dio el inolvidable subalterno, empresario y apoderado Francisco Gómez ‘El Zángano’, trasmitiendo por radio los festejos taurinos en el coso Monumental ‘Alberto Balderas’ , al tiempo de hacer una revista taurina, tanto en inglés como en español de nombre ‘Eco Taurino’. Además, conducía por televisión un noticiero a nivel local, además de ser corresponsal del Diario Ovaciones, donde años más tarde, su hijo, también inconmensurable periodista taurino, Adiel Armando Bolio, estaría al frente de la sección taurina. Cosas del destino.
Debido a un consejo del matador de toros Luis Procuna, viajó en 1964 con esposa e hijos al Distrito Federal para iniciar una nueva lucha, partiendo de cero, pues tuvo que poderles a figuras como Paco Malgesto y Pepe Alameda para hacerse de un nombre. Para ello tuvo que pasar muchas penurias, trabajar aquí y allá, pero fuera del toro.
Cuando logró colarse al ambiente periodístico, como fundador en 1968 de Canal 8 de Televisión Independiente de México, cubrió todas las fuentes hasta meterse a lo suyo, a los deportes y los toros en noticieros especializados , hasta que vino la fusión con Telesistema Mexicano, para dar origen a Televisa en 1973 y entonces hacerse jefe de información deportiva, ligando de esta manera su entrada fuerte en el periodismo taurino, donde dejó un legado de suma relevancia.
Han pasado diez años que don Addiel se nos adelantó en el paseíllo. Y sí, todavía duele… siempre dolerá.
(Gustavo Mares)