El matador de toros poblano Ángel García ‘El Chaval’, quien tomó la alternativa el 1 de mayo de 1991 en Puebla, de manos de David Silveti y el testimonio de Miguel Espinosa ‘Armillita Chico’, envió a esta redacción una sentida y emotiva carta en la que habla de lo duro que es no poder vestir de luces por la falta de oportunidades.
La carta del torero poblano habla por él, pero también por muchos toreros que, sin apoyos decididos, luchan muy duro por abrirse paso en un medio en el que cada día hay menos oportunidades.
A continuación, la misiva íntegra:
Soy Angel García “El Chaval” matador de toros desde el día 1 de Mayo de 1991.
Durante toda mi carrera taurina maté varias corridas de las llamadas “duras” y jamás me rehusé a ello.
En nuestro Mexico taurino, casi nunca sirven los triunfos, o sirven para muy pocos.
Los toreros somos artistas, y cómo tales tenemos una enorme necesidad de sentirnos vivos, de crear, de transmitir, de vibrar y hacer vibrar.
Esas sensaciones que sentimos los toreros cuando se va a torear, secarse la boca, sentir ese vacío en el estómago, sólo nosotros las sabemos, es única y nos alimenta, cómo se echan de menos cuando no se torea.
Cómo se echa de menos mirar a los ojos a nuestro mejor amigo, el toro, los toreros jamás podemos ni debemos olvidarlo, le debemos tanto.
Cuando pasan los años y no se torea nada, y aún así uno despierta día a día con ilusión, con ganas de vivir, de ser y sentirse, te das cuenta que tu verdadera vocación es ser TORERO.
Que a pesar de los sin sabores, las humillaciones, la incomprensión y la indiferencia de los empresarios, la llama de la ilusión no se apaga.
Eso en verdad duele más que las cornadas.
Todo esto me da motivos para decir que un hombre con 45 años, con cornadas, con triunfos, con fracasos, fuerte de cuerpo y de espíritu dice y grita: ¡aquí estoy!
Atentamente:
Ángel García “El Chaval “
Matador de toros.