Orejas y cornada en la México, con Ferrera y Silveti como protagonistas (*Fotos*)

*Fotos de Ángel SAINOS

El toreo es una liturgia, pero también es el triunfo del espíritu sobre el cuerpo como sucedió en la México, donde el segundo de su lote le pegó una dolorosa cornada a Diego Silveti, quien ni siquiera ‘pestañeó’ pese a llevar la carne abierta.

El enrazado guanajuatense, tras pasaportar al sexto de la función, regresó con calma al burladero, se enjuagó las manos. Nadie, absolutamente nadie, le puso un torniquete o le brindó durante esos momentos, algún apoyo y es que el torero, con la gallardía que sólo tienen los que visten de luces, no hizo rictus alguno. El hilo de sangre le escurría pero incluso en los tendidos era contradictorio ver brotar la sangre, mientras su rostro se mantenía incólume.

A continuación, el parte médico firmado por Rafael Vázquez Bayod, Jefe de los Servicios Médicos de la Plaza México: ‘Cornada en la pantorrilla izquierda con orificio de entrada de 7 u 8 centímetros. Al parecer tiene dos trayectorias, una de 8 y otra de 15 centímetros, pudiendo llegar a ser de 20 centímetros. Una de ellas, por el nervio ciático y la otra alcanza a tocar el peroné’.

Diego Silveti le pidió a Vázquez Bayod que la operación no fuera muy exhausta porque su anhelo es actuar el próximo fin de semana en la feria de León. Los toreros están hechos de otro material.

EL FESTEJO

Se lidiaron toros de Villa Carmela, diferentes en tipo y uno de Villar del Águila. Sobresalieron segundo, cuarto y sexto.

El español Antonio Ferrera, un aviso en su primero. A su segundo le cuajó la faena de la tarde en la que por momentos no se embraguetó. Cortó dos orejas.

Arturo Saldívar, silencio en los tres que lidió. El segundo de su lote, durante el tercio de banderillas se descordó y fue apuntillado.

Diego Silveti pegó escalofriantes saltilleras con su primero, burel descastado con el que estuvo por encima para escuchar palmas.

Con el sexto, al torear por joselillinas fue prendido de fea manera. Herido se levantó sin verse la ropa. Tras pasaportar a su enemigo pasó por su propio pie a la enfermería.