VALENCIA, España.- El sevillano Pablo Aguado cortó una oreja y deja su genial concepto grabado en el ruedo levantino. El toledano Álvaro Lorenzo desgrana su toreo sin que el palco atienda la petición y el mexicano Luis David ofrece alegría sin premio.
La plaza de toros Monumental de Valencia celebró el quinto festejo de la feria de Fallas. Se lidiaron toros de la ganadería de Alcurrucén, de regular juego.
Álvaro Lorenzo, ovación en su lote; Luis David Adame, vuelta al ruedo y ovación; Pablo Aguado, oreja y ovación.
Bonito de hechuras fue el segundo, primer toro del mexicano Adame, un precioso colorado, corto de manos y que descolgó ya de salida. El de Alcurrucén, que empujó en los primeros compases, tuvo mejor embroque que finales, saliendo algo desentendido de la muleta de Luis David, quien buscó el toreo siempre por abajo. Acabó rajándose el toro y en tablas, aprovechó su querencia el mexicano para robarle varios circulares antes de amarrar una gran estocada recibiendo. Hubo petición de oreja, que el juez no otorgó acaso por un absurdo afán nacionalista.
De buena condición fue el quinto ejemplar de la función. Un punto tardo, cuando embistió lo hizo metiendo la cara y los riñones. Tuvo sus embestidas, que exigieron mando y oficio para extraerlas. Luis David salió con disposición desde el principio, en una labor en la que buscó más gustar que gustarse. Escuchó palmas.
