‘Vestí de luces, fui novillero y sentí en carne propia no una, sino muchas veces, el desdén de algunas empresas por el hecho de ser un torero que no tenía detrás de mí un apoyo económico. Varias veces estuve en la guerra. Un día tuve oportunidad de torear un par de cebús bravos, que embistieron y eso me permitió que un mecenas me diera un parné para comprarme dos toros para que los toreara delante de uno de los empresarios más fuertes de aquellos momentos’, recuerda con nostalgia el empresario Raúl Ibelles, quien actualmente realiza una temporada novilleril en el cortijo que lleva su nombre.
‘Decidí ir a presentármele al empresario y lo esperé a que llegara a su oficina. Lo aguanté a porta gayola y ahí le dije, señor tengo dinero para comprar dos novillos para que usted me vea. Por favor dígame dónde y cuándo podría usted verme. La respuesta me desanimó bastante fue un no rotundo, me dijo que no era época de novilladas y que no había tiempo’, agrega.
ESPONTÁNEO
‘Comprendí que si con mi dinero no me querían ver, con el suyo menos y decidí abrirme paso como me permitía la situación de aquel momento. Tomé la decisión de aventarme de espontáneo en Querétaro en un cartelazo, los maestros Manolo Martínez, Paco Camino y Curro Rivera. Me le aventé al maestro Camino, un toro que se había despitorrado. Lo toree a placer. El maestro me dejó. Cuando me regresaba al callejón, desde el tendido me dijo el maestro Calesero que le pidiera permiso a Paco Camino para matar ese toro y así lo hice. El maestro sevillano me miró, sonrío y me dijo, anda ya súbete a los tendidos y me sonrió’, reconoce.
‘Arriba los aficionados me abrazaron y me dieron dinero que guardé en todas las bolsas de mi ropa y hasta dentro de la camisa. Con eso compramos lo que hacía falta en casa’, agrega.
ÉPOCAS
A la distancia se acuerda de aquellas épocas como una de las más duras de su vida, pero al mismo tiempo de gran crecimiento, porque gracias a la tauromaquia es que pudo graduarse como ingeniero: ‘Años después, cuando decidí que era momento de retirarme, algo que fue muy doloroso para mí, me hice a la idea de algún día tener una plaza de toros y dar novilladas, ayudar a las nuevas generaciones como a mí no me ayudaron. Darles a los toreros lo que a mí no me dieron’.
Confiesa que aunque no logró cumplir el sueño de tomar la alternativa, el toreo fue su gran escuela de vida, lo que le llevó a convertirse en un hombre exitoso: ‘El toreo me forjó como hombre y como persona, si no hubiera sido torero antes que otra cosa, no habría sido ingeniero, habría sido barrendero o albañil. Pero el toreo que es una escuela de vida te da también otra perspectiva, una mentalidad diferente’.
MÁS NOVILLADAS
‘Si tuviera la posibilidad de dar más de diez novilladas en esta temporada claro que las daría. Ojalá que los aficionados respondan, que los chavales triunfen y que esto pueda generar mayor actividad. Es preocupante que hoy día los festejos menores vayan a la baja. Para no ir tan lejos, por ejemplo, antes era tradicional la novillada de Fábrica María, Estado de México, donde ahora se da una corrida de toros en su lugar. Creo que hay que apoyar a los novilleros y es lo que ahora mismo hacemos en la temporada de Los Ibelles’, dice don Raúl, hombre que habla con una pasión contagiosa por la fiesta brava y, a pesar del duro camino que le tocó transitar cuando vestía de luces, hogaño con la tranquilidad de espíritu que da el saber que por esfuerzo y ganas la cosa no paró, apoya a las nuevas generaciones que como él sueñan con vestir de luces sin importar los sacrificios que se tengan que hacer por darle rienda suelta a su vocación.
La temporada novilleril en el Cortijo Los Ibelles en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, continuará este domingo con las actuaciones de Eduardo Soriano, Manolo Castañeda, Jasiel Mortales y el debut del mexiquense Ángel Gabriel, con un encierro de La Muralla. Parches y metales sonarán a las 13:30 horas.