Foto: Prensa DS
TOVAR, Mérida, Venezuela.- Un agarrón ‘sin dar ni pedir cuartel’ fue el que escenificaron el diestro mexicano Diego Silveti y el venezolano Jesús Enrique Colombo, quienes al término de la función salieron a hombros.
Este país hoy vive una crisis económica muy dura, en la que escasean todo tipo de servicios y artículos de primera necesidad. Para dar una feria de tres corridas y una novillada, hay que hacer un esfuerzo sobrehumano. Johan Santana, pítcher de Grandes Ligas e ‘Hijo Consentido de Tovar’, tiene metida la afición al toro ‘en la médula’ y con esa ‘enfermedad’ echó pa’lante y montó la feria.
El coliseo venezolano de Tovar registró un tercio de entrada. Se lidiaron toros de Rancho Grande, muy bien presentados y de juego desigual. Curro Ramírez, ovación y vuelta tras aviso; Diego Silveti, dos orejas y palmas tras aviso; Jesús Enrique Colombo, dos orejas y palmas.
El guanajuatense Silveti le cuajó a su primero, a pesar del fuerte viento, un trasteo importante. Variado e intenso. Con la gente entregada terminó la faena con manoletinas. Lo citó a recibir. Dejó un ‘estocadón’ para cortar las dos orejas. Los gritos de ¡torero, torero! no se hicieron esperar.