En enero pasado se dio a conocer la noticia del fallecimiento del reconocido periodista taurino Horacio Soto Castro. La noticia surgió en la recta final del mes, aunque ocurrió el día 8.
Profesional de tiempo completo, Horacio Soto se alejó de la escena taurina una vez que salió del Diario Esto, su casa a lo largo de una prolongada carrera periodística. Entregado a la profesión reporteril tan bella y tan ingrata, no se casó. Vivía con sus sobrinos, quienes cuidaron de él con gran devoción.
Aunque en el medio taurino jamás se volvió saber de él, no se alejó por completo. Visitaba frecuentemente al doctor Jorge Uribe, jefe de los servicios médicos de las agrupaciones de matadores de toros y de subalternos.
Uribe Camacho, quien le atendía como su médico de cabecera, habla al respecto. Su voz denota una mezcla de sentimientos: ‘Don Horacio murió debido a un infarto consecuencia de todos los años que fumó. Constantemente me visitaba en el consultorio. Se le veía bien, alegre y robusto. Su familia siempre cuidó bien de él’.
Y de repente, la revelación: ‘Tuvo una muerte muy bonita. Se quedó dormido y sobrevino el infarto. Ya no despertó. Lo encontraron sentado en su reposet… Con libreta y pluma en la mano. Como todo un señor periodista’, señala el galeno. Cuánta verdad tienen sus palabras.