Después de una larga ausencia en el campo bravo debido a la crisis sanitaria, el diestro de Tijuana Ricardo Macías ‘El Estudiante’ volvió a ponerse delante del de negro. Fue en la ganadería potosina de Montecaldera, donde lidió un par de astados para semental, así como unas vaquillas.
‘En San Diego, California, y Tijuana había lidiado algunas vaquillas en el marco de la pandemia, pero en cortijos, sin embargo, delante de un toro en el campo ya tenía algunos meses que no me ponía’, comenta el torero norteño, quien no atraviesa por un buen momento de salud. A pesar de ello, reconoce que en el campo bravo ‘todas las dolencias y todas las molestias desaparecen. Torear es vida. Me siento muy bien y ahora mismo puedo decirte que no me duele nada. El toro es la mejor medicina’, manifiesta con optimismo.
El torero está en tratos con algunas empresas hidalguenses para presentarse una vez que ha comenzado la descalada taurina en nuestro país.
‘No dejo de entrenar. De hecho, además del ganado entreno fuerte todos los días. Algunas ocasiones de toreo de salón, otras tantas en el gimnasio’, señala Macías, quien se ha sometido a una serie de análisis clínicos por algunos malestares hepáticos, consecuencia de transfusiones de antiguas cornadas. Aunque será el cuerpo médico que le atiende el que decida la mejor opción, fue seleccionado como candidato para un trasplante de hígado.
‘Lo del trasplante es algo bueno, los doctores están sorprendidos por mi condición física. Cuando se enteran que soy torero y el régimen de ejercicio al que me someto diariamente se impresionan’, confiesa.
