Arte y drama en la capital michoacana

Texto y fotos Juan José López Luna

En el cortijo La Maestranza de Morelia Michoacán se realizó una novillada sin picadores con carácter de privada, contando aún así con nutrida concurrencia de taurinos y familiares delos chavales, tomando en cuenta que fueron 7.

Hubo de todo como en botica; carencias, ignorancia, drama , arte y triunfo, destacándose la presencia de los novillos toros de Corlomé, que dieron excelente juego y muchos sustos.

“Espartaco” se llevó el premio por cortar 1 oreja. El mundo del toro es muy difícil y si teniendo herramientas, facultades y valor, pocos son los que destacan, pues no teniendo casi nada es imposible sobrevivir en este oficio.

En esta novillada 4 chavales hicieron su debut con novillos cuajados y los otros 3 al menos ya habían toreado más, pero todos dejaron ver que poco o nada saben torear, porque dar pases y trapazos no es torear.

Sin embargo todos tuvieron el valor de vestirse de luces y pararse frente a los novillos, que no becerros, y sólo Fernando Castañeda y Morales Ramos “Espartaco” mostraron más hechucras de torero, perdiendo las orejas el primero por matar muy mal y cortando una oreja el segundo por su buena faena y con un sello muy personal.

El drama ocurrió las tantas ocasiones que el mismo “Espartaco” fue feamente cogido 3 veces, Victor Valencia media docena y Alicho Perez 2 veces, resultando conmocionado y con probable esgince cervical tras ser estrellado brutalmente contra la pared del ruedo.

Pero entre el caos y polvareda que por momentos se vivió en el ruedo del cortijo, hubo varios momentos de arte y buen toreo que levantaron de sus asientos a los asistentes y los olés fuertes que salen desde el alma cuando el torero bien plantado en la arena corre la mano despacito desde allá hasta acá, Castañeda fue uno de ellos, pues desde que se abrió de capa dejó ver hechuras, pese a estar algo pasado de kilos, al menos calentó los tendidos con su estilo recio y desparpajado de torear, Elias Gerardo pocas veces se plantó y corrió la mano arrancando fuertes olés, lo mismo que Julián Jiménez, Alberto Ruiz Alicho Pérez y Victor Valencia, pero cuando lo hicieron plasmaron escenas muy toreras.

Ojalá y las personas que los entrenan y llevan, les enseñen también a lidiar toreando, no solamente pases bonitos, pero sobre todo que los encausen por el camino de la verdad y honestidad consigo mismos. Porque al menos tuvieron valor para salirle al toro.