Columna Alternativa: Un cartel; dos capítulos

Un cartel; dos capítulos

Por Gustavo Mares

El pasado fin de semana en Aguascalientes, la ‘tierra de la gente buena’, se llevó a cabo un interesante festejo, no sólo porque se jugó un muy buen encierro de San Miguel de Mimiahuapam que tendría un toro de indulto o porque se trató de la primera plaza de primera categoría en abrir sus puertas al público, sino porque permitió ver el futuro inmediato de lo que será la tauromaquia en nuestro país en el marco de la pandemia por coronavirus que azota al mundo y que en México se ha cobrado la vida de más de 216 mil personas, según cifras oficiales, aunque la cantidad podría ser mayor según algunas organizaciones no gubernamentales.

En ese festejo actuaron José Mauricio, Joselito Adame, ‘El Payo’, Gerardo Adame, Diego Sánchez y Leo Valadez.

Está claro que la afición quiere ver toros. Las imágenes de la gran entrada en el escenario sanmarqueño lo confirman. En la radio local, no faltó quien le preguntó al gobernador del estado sobre el aforo, a lo que dijo que ese tema era competencia de instancias locales.

Se vio también quiénes son los toreros que durante la pandemia ‘hicieron la tarea’ y colaboraron con su ‘granito de arena’ al inicio de la terrible crisis sanitaria. El festejo podría haberse dividió en par de capítulos: ‘Los toreros bien’ y los toreros ‘hijos de la pandemia’.

Los toreros de lo alto del escalafón brillaron por su ausencia en la actividad que hubo al arranque de todo este ‘infierno’. Los otros diestros aprovecharon lo que aquellos no y aún a costa de su salud y de las duras críticas torearon todo lo que pudieron. Ahora se ven los resultados.

Quedó claro con lo que aconteció en Agüitas, que los diestros de arriba del escalafón tan urgido de figuras, no la tendrán fácil, porque los toreros ‘hijos de la pandemia’ están arreando muy fuerte.

En el caso del matador de toros Joselito Adame llama la atención lo duro que estuvo con él un sector del público. Se metieron fuerte con el hidrocálido, que a pesar del extraordinario oficio que atesora no ha logrado meterse de lleno en el cariño de las grandes masas. Claro que tiene muchos ‘istas’, pero en el ambiente se palpa algo raro.

Es curioso también que Joselito, quien se quedó en nuestro país para apoyar a la reactivación de la tauromaquia no está anunciado en la feria de Ciudad Lerdo, Durango.

Con José Mauricio pasa lo contrario en el ánimo de la afición. Ahora mismo se ubica en los primeros lugares del escalafón, pero él también aprovechó y capitalizó la ausencia de los toreros de esa zona al inicio de la pandemia. Al torero, apoderado por Alejandro Peláez, lo mismo se le vio cuajar una faena enorme en Agüitas como en el Cortijo Amazcala en Querétaro.

Al concluir el festejo, con el ganadero Juan Pablo Bailleres y el diestro Leo Valadez a hombros, la afición salió contenta. Hay que mencionar que los seis toreros, cada uno en su estilo, estuvieron muy bien y solventaron la papeleta con profesionalismo.

Si no sucede nada extraño y lo permite la crisis sanitaria, la actividad en diversos frentes se antoja de sumo interés pues ahora es cuando se puede dar un auténtico refresco en los carteles. Será cuestión que las empresas tengan la sensibilidad de armar las combinaciones adecuadas, sin descuidar la integridad y trapío de ‘Su Majestad’.

En todo el entramado en esta nueva ‘descalada taurina’ y una vez que el tiempo parece poner cada cosa en su lugar, justo es mencionar y brindar desde aquí un reconocimiento al ganadero Antonio de Haro, quien en su finca comenzó a sentar los precedentes de lo que ahora mismo se lleva a cabo en todo el país.

En aquellos momentos del año pasado hubo profesionales y no profesionales que querían ‘quemar al criador en leña verde’. Sin embargo, De Haro se mantuvo firme y hogaño el tiempo le da la razón. Como diría el desaparecido cronista y gran taurino Ángel Fernández Rugama: Me pongo de pie.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Será en la Plaza San Marcos la cuarta fase de México Busca un Torero?