El novillero capitalino José María Mendoza tiene el ánimo por las nubes porque este domingo tomará parte en la Feria de Aniversario de la Plaza México, donde alternará en mano a mano con Cristian Antar para lidiar un encierro de San Constantino. En este festejo tomarán parte los hermanos José y Javier Funtanet, quienes saldrán en compañía de los Forcados Amadores de México.
‘No me cambio por nadie. Para eso nos preparamos y es lo que queremos’, señala el torero que cuenta 22 años de edad, pero que desde hace cuatro vive fuera de casa con la firme intención de convertirse en matador de toros y dar el salto a figura.
A la vera del diestro Sergio Flores, uno de los toreros más importantes de la baraja mexicana, el capitalino ha ido abrevando los secretos de la tauromaquia y en casa del torero ha encontrado cobijo.
‘Su familia me ha abierto las puertas es algo invaluable que espero algún día poder corresponder como es debido’, señala el novillero, que recién terminó la licenciatura en gastronomía. ‘Me falta hacer unas prácticas profesionales, pero ya estoy graduado’, señala con orgullo.
SU MAESTRO
Al lado de su maestro, José María ha tenido oportunidad de visitar constantemente la ganadería de Caparica, propiedad de Roberto Viezcas, apoderado de Sergio Flores.
La novillada del domingo será la primera que enfrente este año. Desde su debut sin picadores en 2017, a la fecha, ha sumado 17 festejos, entre ellos su debut en la Plaza México.
Este día lidiará y matará a puerta cerrada un toro en la ganadería de Caparica, donde además tendrá oportunidad de tentar algunas vaquillas.
Aunque podría pensarse que representa para Mendoza un gran sacrificio someterse a la dura disciplina que exige el toreo, señala lo contrario: ‘No es sacrificio. Es el trabajo y la disciplina que tienes que llevar a cabo para lograr tus metas’.
‘Ahora mismo muchos de mis amigos se la pasan en el bar y con la novia. Yo estoy las 24 horas del día metido en el toro bravo porque es lo que me apasiona y me hace sentir vivo’.
‘Cuando me enfundo en el traje de luces me siento torero, es una energía indescriptible. Al mismo tiempo sientes el peso de la responsabilidad y del compromiso, del deseo de agradarle al público. Es lo que me llena y me hace feliz, definitivamente no es sacrificio. Esto me apasiona’.