Aunque solamente se cortó una oreja en la primera novillada de la Feria de Aniversario, el esfuerzo de los cuatro toreros quedó de manifiesto ante los aficionados, que registraron menos de un cuarto de entrada en tarde con constantes cambios de clima.
Se lidiaron novillos de San Constantino, ganadería propiedad de Juan Pablo Corona, quien envió astados bien presentados, aunque descastados en términos generales, lo que dio al traste con las ilusiones de los jóvenes toreros, que aún así por ganas no pararon. De los astados, los que más se prestaron para el lucimiento fueron los que se jugaron para rejones.
El solitario apéndice de la tarde fue a parar a la espuerta del caballista Javier Funtanet, quien enfrentó un astado que acometía con prontitud y con el que realizó una faena emocionante en la que demostró su incipiente tauromaquia.
El sobrino del desaparecido rejoneador Eduardo Funtanet logró uno de los puntos álgidos de su actuación, cuando hizo un espectacular doble quiebro, que la afición le aplaudió.
Certero con el rejón de muerte, que no hoja de peral pues esta fue proscrita hace mucho tiempo, cortó el único trofeo de la tarde.
Su hermano, José Funtanet, también rejoneador, dio una vuelta al ruedo en medio de leves protestas y es que durante su actuación ocasionalmente el novillo llegó a hacer contacto con sus caballos sin alcanzar a herirlos.
Los rejoneadores fueron acompañados por los Forcados Amadores de México que lograron dos espectaculares pegas.
MENDOZA
En la lidia a pie, el capitalino José María Mendoza, alumno del diestro tlaxcalteca Sergio Flores, aún sin cortar orejas, seguramente habrá dejado complacido a su maestro porque estuvo por encima de sus dos astados, que presentaron complicaciones.
El primero de su lote tenía poca fuerza. Con base en cruzarse y tocar al pitón contrario logró extraer muletazos de gran mérito. El burel, falto de bravura y raza, permitió no sólo ver la técnica que Mendoza ha ido depurando, sino también permitió ver al torero de valor sereno, porque en más de una ocasión el burel se le quedó a la mitad de la suerte y él no se inmutó.
La espada le impidió el triunfo, por lo que todo quedó en palmas tras un aviso.
Más ‘potable’ resultó el segundo de su lote, astado que propició un tumbo.
En el último tercio, el astado fue de más a menos. Rubricó José María su labor con bernardinas. Tras estocada y un golpe de descabello tuvo silencio tras un aviso.
ANTAR
El mexiquense Cristian Antar llegó a la Plaza México dispuesto a ‘cobrar venganza’, luego de que en su anterior presentación tuvo la mala fortuna de que un novillo se la fuera vivo.
Ante su primero firmó tersos pasajes tanto con el capote como con la muleta. Los mejores momentos de su labor en el último tercio los consiguió al natural, lado por el que trazó tandas templadas. Certero con el acero fue ovacionado.
El segundo de su lote fue un astado al que estuvo persiguiendo por todo el redondel para poder correr la mano. El esfuerzo del novillero se hizo patente.
Como sobresaliente partió plaza el novillero Manolo Serna.