*De las labores de campo se encargaron los matadores de toros, el mexiqueño José Mauricio y los acalitenses José María Hermosillo y Héctor Gutiérrez
ADIEL ARMANDO BOLIO | Fotos EFRÉN GONZÁLEZ
Fue alrededor del mediodía de este miércoles 30 de marzo de 2022 cuando a pesar de los intensos rayos del sol, de un fuerte viento y de intensas tolvaneras, en la ganadería de Campo Grande, casa de la divisa en morado, oro y rojo, propiedad de don Juan Gilberto Castorena Hernández, vecino del municipio de San Francisco de los Romo, Aguascalientes, se llevaron a cabo interesantes e intensas labores de tienta y con ello se aprovechó la ocasión para celebrar el cumpleaños de uno de los hijos de ganadero, de Rodrigo Castorena Perales, quien a su vez aún festeja el feliz advenimiento, hace tres semanas, de su primera hija, la pequeña Alba Lucía.
Así pues, previa oración elevada al cielo y dedicada a la memoria de quien fue la esposa de don Juan Gilberto, doña María Estela Perales Durán, fallecida el pasado 30 de noviembre de 2021, todo estaba listo y dispuesto para iniciarse la intensa tienta de seis vacas variopintas, de las cuales cinco fueron buenas y se aprobaron para quedarse, no así la sexta, que no cumplió con los requerimientos de sus criadores, lo que al final les registró un estupendo promedio en su producto.
De esta manera, los matadores de toros invitados por esta casa ganadera para encabezar las labores camperas fueron el mexiqueño radicado en San Luis Potosí José Mauricio y los aquicalidenses José María Hermosillo y Héctor Gutiérrez, quienes se hicieron auxiliar por los novilleros, el potosino José Sáinz, el queretano Daniel Esquivel y el acalitense Luis Jaime Navarrete.
Una vez tentada cada vaca, de acuerdo a la calificación de los ganaderos, los mismos, Gilberto Jesús, quien tentó a caballo y, su hermano Rodrigo, ayudados por los toreros, derribaban a las reses para aplicar, vacunas y arete, además de herrar con el fierro de la dehesa y el número correspondiente de acuerdo a los libros de la ganadería y, que, ahora tocaron a las primeras cinco vacas, el 376, 377, 378, 379 y el 380. La sexta, que fue la rechazada, no fue herrada, ni señalizada.
José Mauricio, quien ya está más que bien de su mano derecha y que, hace un par de días, ya practicó la suerte de matar y se sintió bien, probó a las vacas que salieron en primero y tercer lugar, derrochando en el ruedo su fina tauromaquia, haciendo el toreo relajado y sin apresuraciones, con mucho arte y pleno de clase. En la primera actuó también José Sáinz, quien mostró sus buenas maneras y en la tercera lo hizo Luis Jaime Navarrete, dejándose ver con solvencia.
Por su parte, José María Hermosillo lidió a las becerras que salieron en segundo y cuarto lugares, con las cuales evidenció su toreo largo, templado, bien trazado y de mucha dimensión, dejando ver una importante evolución en su quehacer torero. En la segunda se midió Daniel Esquivel, gustando a la concurrencia lo que hizo en el ruedo y en la cuarta volvió a hacerlo y mejor todavía José Sáinz.
En tanto, Héctor Gutiérrez tentó a las vacas quinta y sexta, mismas con las que confirmó el gran sitio que tiene delante de la cara de los astados, pues a la buena y a la mansa les pudo de manera sobresaliente, mostrando poder y mando. En la quinta participó Luis Jaime Navarrete, viéndose mejor y más desenvuelto y en la complicada sexta se esmeró en todo momento el joven Daniel Esquivel.
Una vez concluidas las tareas de campo bravo, los estupendos anfitriones don Juan Gilberto y sus hijos Gilberto Jesús y Rodrigo sirvieron una suculenta birria y bebidas refrescantes ante el intenso calor, al tiempo de comentarse las incidencias del tentadero. ¡Enhorabuena ganaderos y toreros!
DATO
Los tres matadores, Mauricio, Hermosillo y Gutiérrez, se alistan así de cara a los compromisos que cada uno tiene en la Feria Nacional de San Marcos.