Fotos Ángel Sainos
Por las venas de Luis Vega corre sangre artística. Toda su familia, de alguna u otra forma se ha dedicado al ‘mundo del espectáculo’, incluido el taurino. Su madre fue bailarina de Pérez Prado y eso le llevo a vivir una niñez muchas veces tras bambalinas en el legendario Teatro Blanquita. Su abuelo hacía monteras y añadidos de morilla, motivo por el cual en su casa muchas veces recibía la visita de grandes figuras de la época.
Vega es un hombre que ha triunfado en la vida. Quizá su nombre de pila no diga mucho a las grandes masas. Pero su nombre artístico, ‘Luigy Mercury’, es referente en el medio del espectáculo, no sólo porque forma parte de una importante dinastía de acróbatas, sino también porque cobró importante notoriedad en el programa Otro Rollo, que conducía Adal Ramones, y que salió al aire en televisión abierta de 1995 a 2007. Tras once años en el programa, Luigy formó una agencia de representación artística en la que ha ganado merecido prestigio por el profesionalismo con el que se conduce.
Muchas ferias y eventos en la zona centro del país pasan por su despacho y aunque es un hombre exitoso tiene una asignatura pendiente y es que el ‘hubiera’ no forma parte de su vocabulario.
‘De niño toree, quería ser torero. Pero por influencia de mi hermano las acrobacias me atraparon, la realidad fue que me ganó el dinero. Gracias a las acrobacias recorrí muchos lugares del mundo y fue en Las Vegas, donde Adal Ramones nos invitó a Otro Rollo’, recuerda Luigy, quien tras una prolongada ausencia en la actividad taurina y con los pies bien plantados en la tierra, comparte: ‘Llevo algunos años toreando como novillero con todo lo que implica. A veces no es sencillo alternar con niños, como el pasado fin de semana. Pero tengo la meta de tomar la alternativa este año’.
‘Es obvio que no seré figura del toreo, pero quiero la alternativa para mí, porque es algo que desde niño anhelé y no quiero que pase el tiempo y un día diga «lo hubiera hecho». Los festejos que he toreado son con toros grandes y serios. Me gusta hacer las cosas con profesionalismo’, comparte.
‘En el medio del espectáculo nos distingue el hecho de ser profesionales y en mi carrera taurina es lo mismo. La seriedad que uno mismo le da a su carrera es la que le dan los aficionados, que al final son los que merecen todo nuestro respeto porque pagan un boleto por emocionarse’, agrega.
Aunque como acróbata sufrió nueve serias fracturas y en cada actuación pone en riesgo el físico, considera que las emociones que produce el toreo no tienen comparación: ‘Llegué a sentirme fastidiado de los escenarios, pero en el ruedo es diferente. Ahí un muletazo te puede hacer llorar. Todo es muy intenso’.
Mercury, quien se conduce con mucha categoría en la tauromaquia, ha llegado a sortear los obstáculos habituales de aquellos que se abren paso en el camino de la tauromaquia, como cuando adquirió un traje de torear que le vendió el varilarguero Erick Salcedo, vestido que no le calzó como habían acordado. ‘Pero bueno, esas cosas suceden’, dice el torero, que mira adelante cumpliendo metas y fijando nuevos objetivos.