Columna Torerías: La Tauromaquia en tiempos de valores

Amigos, hace unos días el gobernador de Nuevo León, Samuel García, quiso prohibir una actividad que ya está blindada por el Congreso de su Estado.

En tanto que, en la ciudad de México, aún está en “veremos” la prohibición de festejos en la plaza de toros.

Pero ¿Qué pasa? ¿Por qué ese afán de ensañarse con la actividad taurina? Creo que es más que evidente que la Tauromaquia no es una cuestión política ni de moral, es mejor dicho de intereses mediáticos y de afanes políticos.

Pero hay que explicarlo mejor. Cuando el gobierno de Sonora ya no tenía cómo calmar a la sociedad por la quema de la guardería ABC, tuvo que recurrir a la prohibición de la actividad taurina y ¿Sabe usted cada cuándo hay toros en Hermosillo? Pues casi nunca.

Esto quiere decir que usaron a la fiesta como cortina de humo, de tal manera que nadie recordó más responsables de la quema de la guardería. Nuevo León.

El gobernador Samuel García, quiere prohibir la actividad taurina, pero ¿Sabe por qué? Porque el Estado se cae a pedazos por el alto índice de violencia que tiene.

Guerrero, prohibió las corridas y festejos Taurinos en general, pero la capital Chilpancingo, solo tenía una corrida al año sin embargo la violencia de aquella ciudad es inmensamente mayor que una corrida al año.

Vamos por nombres, Jesús Sesma, un político sin reflector ni nombre, ¿Qué le queda para brillar? ELa ciudad de México tiene muchas demandas: crecimiento, inflación, violencia, alumbrado público, agua potable, inseguridad, pero… como Jesús Sesma de todo eso no encontró una sola propuesta sólida, fue a dar contra los toros.

¿Qué le hicieron los toros, por qué contra ellos? Bueno, hay que decir que, en México, el mercado para mascotas crece a un ritmo anual del 10%, ¿Verdad que ya suena interesante? Ni al ritmo que se espera que crezca el país este año. Para el diputado Sesma suena mucho mejor, pero si pensamos en politiquillos de visión corta, sin reflector y de medianas propuestas, mediocres en pocas palabras, los toros son su único reflector.

Sin querer reflexionar que están afectando a miles de fuentes de empleo, familias en concreto. Siendo honesto, el pecado del taurino es su excedida discreción, mientras que los micrófonos de las calles y mediáticos sigan siendo para aquellos agoreros del escándalo fácil y tendencioso del “anti” y los Taurinos prefieran callar… allá nosotros.

Ahora bien, ¿qué intereses al interior de la fiesta nos afectan? Pues varios pero que al final del día impactan con la afición, principalmente el interés personal y la falta de autocrítica. Como diría Cantinflas “ahí está el detalle”. Qué tal si ponemos de acuerdo a veedores, empresarios, toreros, ganaderos y representantes de afición; seguro tendríamos mejores resultados.

Ahí la dejamos por ahora.

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