El reconocido picador de toros, Carlos Domínguez ‘El Gordo de Iztapalapa’, publicó una emotiva carta en la que da cuenta de su sentir como profesional de la tauromaquia y no sólo eso, sino como jefe de familia que provee el sustento a casa.
Aunado a lo anterior, pone el ‘dedo en la llaga’ al apuntar, que si la suspensión provisional de la tauromaquia en la alcaldía Benito Juárez cobra tintes de prohibición, la cuadra de caballos que mantiene estaría destinada al matadero, porque no al haber actividad taurina, de alguna manera los caballos son ‘autosuficientes’.
‘En estos días de tanta incertidumbre para la fiesta brava en la capital del país, con lágrimas, comenzamos a pensar en una realidad que no queríamos aceptar: Vamos a dejar de torear; al menos hasta que se aclare la suspensión que tiene nuestra casa, la Plaza de Toros México’, señala el varilarguero, que toda su vida ha estado dedicada al toro y al caballo.
‘En casa vemos por trece caballos dispuestos a dar la vida en el ruedo, caballos que su único fin zootecnista es ser caballos de la pica. Caballos que han sido entrenados, criados y tratados como atletas, como toreros que son y que por ser caballos de edad adulta en su mayoría, tal vez después de esta actividad y de este trato que tienen en casa su único fin sea el matadero. Dejemos ya de vivir y de creer esa visión de fantasía y completamente urbana en la que todos los animales pueden ser mascotas, en la que todos los animales pueden vivir libres. No, no es así. Hay caballos que dependen de las actividades y la economía que genera el ser humano’, comenta en la misiva.
Sobre el dinero que cuesta mantener la cuadra de trece caballos, señala: ‘Por el reglamento taurino vigente en la Ciudad de México, están bajo la custodia de esta familia los trece caballos mencionados, y todos dependen de la gran derrama económica que generan los festejos taurinos anualmente en la Plaza México. Tristemente en estos momentos dependemos de un juez, que con el poder de una pluma pretende suspender la actividad que paradójicamente sustenta a nuestros animales’.
‘Dejemos a un lado la parte sentimental, que es lo que muchas veces nos hace salir adelante, pero siendo realistas a veces no sabemos de dónde alcanza. Los números son fríos y crueles: Esta cuadra de caballos a diario consume mil 250 pesos. Esto consiste en comida para cuatro veces al día, dos comidas de grano que son dos bultos de alimento de 80 kilogramos. Ahí llevamos 700 pesos’.
‘Seguimos, cuatro pacas de avena de 138 pesos cada una. Sumemos el costo del aserrín para las camas de cada caballo, mil pesos semanales. Después, cada dos meses ocupan sus zapatos nuevos (herraduras) las cuales son un gasto de 750 pesos de cada caballo. En lo que se refiere a medicamentos y medicina preventiva, al mes se gastan alrededor de quince mil pesos’.
‘No se suman en esta nómina los trabajadores de diario, porque en casa los cuatro echamos montón y atendemos a los caballos, pero si se suma todo, al año sólo de manutención tenemos un gasto de 581 mil 750 pesos’, apunta el varilarguero.
‘Ahora pensemos en el trabajo de los terceros, por ejemplo, las mil 500 pacas que le compramos al campesino, los 730 bultos de alimento al molino de alimento, el trabajo del herrador que viene cada dos mesess y las personas encargadas y especializadas en el manejo y cuidado de los caballos de pica’.
‘Como verán, esta gran familia vive al día, por y para la Plaza México, por y para las corridas de toros y ahora estamos en manos de un juez, con un sueldo, con todo asegurado y que no teme por su sustento. Una persona que muy seguramente no tiene conocimiento del trato y el manejo de caballos y mucho menos de toros bravos y que sin querer ver pruebas, ni atender a argumentos, quiere atentar contra algo que tiene 496 años de historia en nuestro país’, subraya.
‘Esta persona nos ha puesto a pensar: ¿Qué caballo vamos a vender? Nos queda la gran satisfacción de tener trece caballos toreros, que defienden el nombre de nuestra cuadra en el ruedo, y eso no tiene precio’.
‘No es justo que se quiera vulnerar el derecho a ejercer nuestra profesión y el trabajo, no es justo que estemos a expensas de quienes quieren cumplir un capricho y de quienes de manera populista buscan hacerse de un nombre en la política’, concluye.