A río revuelto
Por Gustavo Mares
La fiesta brava de nuestro país atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su historia, luego de la suspensión provisional de actividades taurinas en la alcaldía Benito Juárez, donde se ubica la Plaza México.
Lo anterior, aunado a la desinformación que gira en torno al tema, ha sido caldo de cultivo para que los ‘antis’ aprovechen la inercia mediática para ‘llevar agua hacia su molino’.
Apenas la semana pasada comenzó a surgir la versión de que en Tlaxcala había ocurrido algo similar a lo que acontece en la capital de la República Mexicana. El rumor corrió rápidamente a través de las redes sociales y algunos medios de comunicación lo replicaron.
Sin embargo no hubo amparo ni nada parecido. Pero de alguna manera fue un nuevo golpe a la tauromaquia. Parafraseando al presidente de nuestro país, ‘la mentira no mancha, pero tizna’.
Días más tarde, en Puebla apareció una política oportunista, que quiere hacerse notar con el tema taurino, luego de que no ha sido capaz de presentar propuestas que realmente beneficien a nuestro país.
Al mismo tiempo, al interior de la fiesta brava azteca, la desunión que priva es alarmante.
Aunque no se ha dado a conocer de manera oficial, se sabe que algunos sectores de profesionales de la tauromaquia se han reunido, pero no han podido encontrar el camino correcto para hacerle frente a la situación.
Al interior de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia hay gran preocupación por el rumbo que pueda tomar la corriente prohibicionista, hoy de moda en varias latitudes del planeta, porque saben que si la fiesta brava desaparece, el toro de lidia estará destinado a la extinción, aunque los animalistas se empeñen en decir lo contrario.
Del otro lado de la moneda, por alguna extraña razón, al grueso de los toreros en lo alto del escalafón pareciera importarles poco la situación por la que atraviesa el ‘Arte de Cúchares’. Ha habido algunas reuniones en las que los ‘coletudos’ han mostrado poco interés y acuden apenas unos cuantos.
Por otra parte, hay voces que piden a la familia Cosío, propietaria de la Plaza México, que se pronuncie en torno a sus intereses reales con el coso taurino, pues señalan que no se puede defender algo que no quiere ser defendido.
En ese tenor, la oficina de prensa del empresario y líder sindical Pedro Haces Barba hizo público un comunicado que en su parte medular, señala: ‘Los dueños de la Plaza México están en todo su derecho de tomar una decisión al respecto, pues la México es propiedad privada, pero como la tauromaquia es pública y no tiene dueño, de no producirse dicho pronunciamiento en el término de una semana, junto con diputados de su partido presentarán un proyecto de punto de acuerdo legislativo para que se declare a la Plaza México como Monumento Histórico’.
El texto le echa ‘más leña al fuego’ en estos álgidos momentos.
Agregue usted que en muchos escenarios de provincia, hoy más que nunca, se celebran pachangas en vez de dignos festejos taurinos.
Dicen que ‘a río revuelto…’ Y en este caso, los ‘pescadores’ son los antitaurinos.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Por qué no cierran filas?