QUE SEA BUEN BALANCE
Por Gustavo Mares
El tiempo es sabio y pone a cada quien en su lugar. Quedó claro cuando desenmascaró a Antonio Franyuti, de Animal Heroes, así como a Eduardo Serio, dueño del mal llamado ‘santuario’ Black Jaguar-White Tiger.
El primero pugnó porque los cirqueros dejaran de utilizar animales durante sus funciones, a pesar de que con ello los grandes felinos sufragaban sus gastos.
El segundo, que administraba el ‘santuario’, hizo todo menos cuidar a los felinos. A través de los medios, las imágenes de leones mutilados recibieron fuertes críticas.Fue un duro golpe al bolsillo de ambos personajes, además de que podría tener implicaciones legales.
Luego de quedar al descubierto, ‘la pelota cayó del lado de la fiesta brava’, que tiene la oportunidad de aprovechar el momento para demostrarle a las grandes masas, que la tauromaquia es sinónimo de ecología y, que sin las corridas de toros esta especie de ganado estaría destinada a la extinción, porque es imposible crear ‘santuarios para la preservación del ganado de lidia’. De hecho, esos santuarios sí existen y se llaman ganaderías de toros bravos.
Tan bien han sabido cuidar al toro de lidia, que la especie tiene más de quinientos años en nuestro país. El desaparecido escritor Heriberto Lanfranchi en el libro ‘Historia del Toro Bravo Mexicano’ apunta que: ‘A partir de 1493, cuando Cristóbal Colón llevó consigo en su segundo viaje al nuevo continente los primeros toros y vacas para que se reprodujeran, primero en las Antillas y luego en México durante el año 1521. Empezó entonces a proliferar este descendiente del uro, puesto que hasta la llegada de los descubridores y colonizadores europeos a América no había en tal lugar reses vacunas y el único bóvido de gran tamaño que existía era el bisonte’.
El primer santuario de toros bravos que hubo en nuestro país, por cierto aún existe y suele lidiar en algunos escenarios aztecas, lleva por nombre Atenco, que tiene registro de 1522. Ahí nació el primer diestro mexicano que tomaría la alternativa, el torero con bigote Ponciano Díaz.
El caso de los animales en los circos y la inoperancia de las propuestas de estos ‘genios’ que pretenden vestirse de ‘héroes’, quedó exhibida. Sólo buscan el dinero gubernamental, los reflectores y el poder.Fue un ‘punto fortuito’ a favor de la tauromaquia.
Desafortunadamente no todos los profesionales aprovechan el momento. Colectivos como Tauromaquia Mexicana o la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, trabajan de manera activa a favor de la fiesta brava, aunque no lo dan a conocer a la prensa.
Quienes deberían de tomar el estandarte de hablar con los medios y personajes a los que por su profesión pueden tener acceso son los matadores de toros. Tristemente son los que menos hacen al respecto. Creen que subiendo algún mensaje fútil en redes sociales ya hicieron todo. Craso error. Las redes de los toreros sólo las ven aficionados y antis. Pero hay que llegarle al sector de la población que han descuidado, ese en el que los antis se han incrustado con base en mentiras y desinformación.
Aún es tiempo de que los ‘coletudos’ enmienden el camino y no delegen la responsabilidad de defender sus fuentes de empleo a otras personas, porque así como a Franyuti y Serio el tiempo se encargará de hacerles un balance, que por el bien de todos, deberá ser positivo.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Y si corriera el mismo destino que El Toreo de Cuatro Caminos?