La matadora de toros queretana es contrastante. Luce mucho más joven de lo que es y su voz suena más parecida a la de una mujer que recién dejó la adolescencia. Sin embargo, es una mujer hecha y derecha. Madre de una preciosa niña de cinco años de edad, la torera estudia la carrera de abogacía, misma que está próxima a concluir.
Se escucha tranquila, pero en el alma lleva las cicatrices de dolorosos episodios, que han dejado huella en la carne y en la mente. Pero ella, torera al cabo, saca la casta y se reinventa con un sólo objetivo: Torear en los escenarios más importantes de nuestro país.
Hace apenas un par de días decidió dar un paso difícil en su vida profesional, dar por terminada la relación con su apoderado, el diestro en retiro Ernesto San Román, su padre. En este mismo espacio, apenas ayer, la queretana aseguraba que fue una decisión que ambos platicaron y que muy a su pesar tuvieron que tomar por el beneficio de la carrera de la queretana, que dedica todas sus baterías a entrenar por la mañana hasta comenzada la tarde, cuando su hija sale de la escuela.
‘Por la mañana me dedico en cuerpo y alma a la actividad taurina. Apenas sale mi hija de la escuela soy madre de tiempo completo. Algunos días a la semana estoy dedicada a la abogacía. Me faltan un par de semestres para concluir la carrera’, comparte Paola, quien considera que el hecho de ser mamá no es obstáculo para que pueda jugarse la vida vestida de luces.
‘Puede sonar raro que como mamá quieres lo mejor para tu hija y para dárselo debes jugarte la vida cada tarde en la que toreas. Sólo los que estamos en esto sabemos lo que representa’, señala San Román, quien desde su más tierna infancia estuvo inmersa en el ambiente taurino.
‘Mi familia siempre ha estado vinculada a la tauromaquia. Desde siempre vi muy normal que mi padre y mi abuelo fueran toreros. Con mi hija pasa algo similar e incluso está más involucrada que yo cuando tenía su edad. Le gusta mucho montar y estar en el campo bravo’, señala la torera, que está en busca de un apoderado.
Y es respecto al perfil que debe cumplir su apoderado, que señala: ‘Antes que nada debe tener toda la confianza en mí, sin confianza no hay nada’.
La torera sabe que debe elegir muy bien. ‘Las relaciones son muy importantes para que te puedan contratar y puedas llegar a los escenarios más importantes del mundo. Cuando era novillera las contrataciones eran menos complicadas, pero como matadora de toros las cosas cambiaron. Creo que hay muchas injusticias en la tauromaquia, aunque no son privativas de las mujeres, sino que es parejo’, apunta.
‘En esta nueva etapa de mi carrera profesional tengo varias metas trazadas. Algunas son a corto plazo, otras tantas a mediano y otras más a largo plazo. Las más inmediatas son mantener el paso triunfal que llevo desde que comenzó el año’.
‘También quiero tocar todas las puertas de las plazas grandes del país, creo que estoy en un buen momento para afrontar este tipo de compromisos’, pondera Paola, quien tiene siete años como torera con alternativa.
Amante de los deportes, buscó fortuna en diversas disciplinas, desde el fútbol hasta las artes marciales, pero fue con la tauromaquia que encontró todo lo que buscaba.
‘Al principio, de muy niña, quería ser rejoneadora, pero con el tiempo cambié de idea. Alrededor de los ocho años en una fiesta pude torear mi primera vaquilla y desde ahí decidí que vestiría de luces’, puntualiza San Román, quien afronta el futuro sin miedo y por el contrario, con gran confianza de que ganará la apuesta.