‘Era una tarde muy especial en la que estaba de por medio el orgullo personal y profesional. Por eso había que salir a conseguir el triunfo’, confiesa el diestro mexiquense Ernesto Javier ‘Calita’, quien el pasado domingo cortó merecida oreja en la Plaza El Nuevo Progreso de Guadalajara, donde el juez en turno le escamoteó el trofeo del primero de su lote, lo que le impidió la salida a hombros.
Aún así, el mexiquense se dice contento porque tenía una asignatura pendiente con la afición tapatía y es que ‘hace cuatro años de me fue vivo un toro en esta plaza. Es algo que me caló mucho. Traía clavada esa espinita, que me pude sacar el fin de semana’, señala el diestro apoderado por José Luis Alatorre.
Más allá de que sólo cortó un trofeo que pudieron ser más, el torero mexiquense se dice satisfecho porque a sus dos enemigos los pasaportó con soberbios y fulminantes espadazos en los que se tiró a matar en corto y por derecho ‘entregando el pecho’, como marcan los cánones de la tauromaquia.
Luego de presentarse en la capital del Estado de Jalisco, cuya plaza es de las más importantes de nuestro país, el torero de Tlanepantla prepara sus próximos compromisos, que incluyen una presentaciones en diversos estados del centro y norte de nuestro país, además de que regresará pronto a Perú, país en el que goza de un gran cartel.
Respecto a las sensaciones que experimentó en el ruedo tapatío, el poderoso diestro mexicano comparte que: ‘Desde que llegué a la plaza sentí que la afición me exigiría, pero también sabía que si me entregaba la afición haría lo mismo. Así, desde que me abrí de capa con mi primero y escuché fanfarrias supe que las cosas podrían rodar bien’.
‘Desafortunadamente ese toro presentó complicaciones y eso se notó en la faena. Creo que el espadazo con el que pasaporté al primero de mi lote fue bueno. A pesar de la petición de oreja el juez no la otorgó. Al final del festejo me daría coraje porque eso me impidió la salida a hombros’, confiesa.
‘Cuando salió el segundo de mi lote no había otro camino que no fuera triunfar a como diera lugar. Tardes como las de El Nuevo Progreso te juegas mucho, porque no sólo arriesgas la vida como en todas las plazas donde hay un toro bravo, sino también te juegas el futuro profesional y las contrataciones. Es un reto muy especial’, comenta el diestro de Tlanepantla, que siempre viaja acompañado por sus galgos.
‘En ese tema mi equipo de trabajo tiene una labor extra, porque debe coseguir hoteles que permitan mascosas. Llevo a mis perros a todos lados’.