‘Sentí la cornada inmediatamente. No sabía la gravedad,pero sí fue muy doloroso. Estaba en la ganadería de Tepeyahualco y fue ahí donde sobrevino el percance’, recuerda la matadora de toros queretana Paola San Román, quien cayó herida en el campo bravo, mientras realizaba labores de tienta.
El parte médico de la valiente queretana es aterrador: ‘La torera fue prendida en la parte externa del muslo izquierdo y sufrió una cornada limpia de tres trayectorias, la primera de diez centímetros que rozó el hueso; además, otras dos cornadas de doce y quince centímetros cada una. Fue trasladada de urgencia al hospital San José de Querétaro, donde fue intervenida por el doctor Armando Borbolla’.
Recueda Paola los momentos que vivió durante su traslado al sanatorio: ‘Me pusieron en la parte de atrás de la camioneta y el sol me iba pegando directo en la herida. Sentía cómo se cocía la carne, una sensación muy extraña. El matador de toros Fermín Spínola iba con nosotros y comenzó a tocar el contorno de la herida, sintió las trayectorias’.
‘Me dijo que en unos momentos más sentiría la pierna completamente adormecida y justo como me lo dijo, ocurrió. Posteriormente comencé a hiperventilar. Arribamos al hospital y me operaron’.
Este lunes, San Román viajó a la Ciudad de México para ponerse en las manos expertas del doctor Jorge Uribe Camacho, jefe de los servicios médicos de la Asociación de Matadores. ‘Me dijo que la operación de Querétaro fue exitosa. Ahora siguen las rehabilitaciones’.
Para San Román este percance fue su ‘bautizo de sangre’ pues aunque ya había sufrido dos puntazos, es la primera vez que le pegan una cornada.
‘Siempre me había imaginado cómo sería este trance y no sabía si tendría las fuerzas para reponerme. En el momento de la cornada me quise parar para seguir toreando, pero la pierna no me respondió’, confiesa Paola, quien entrada la noche del lunes regresó a su natal Querétaro, tras el viaje relámpago que hizo a la Ciudad de México.