Foto: Prensa Antar-Luis Ramos
Cristian Antar pudo cumplir el sueño de tomar la alternativa. Fue apenas el pasado fin de semana en San Cristóbal de las Casa, Chiapas, donde recibió el anhelado abrazo de parte del diestro español Curro Díaz, con el testimonio del hidrocálido Alejandro Adame. El toro de la ceremonia llevó por nombre ‘Orión’, burel número 159 de la ganadería de Vistahermosa.
El capitalino tuvo un doctorado de ensueño, porque le cortó un trofeo a cada uno de sus enemigos, lo que le valió para salir a hombros. Luego de 60 novilladas es matador de toros, pero ahora afronta una nueva lucha: abrirse paso.
‘Pude tomar la alternativa, pero por el momento no tengo alguna fecha firmada’, señala el flamante diestro, que por el momento no tiene quién lo represente.
‘Aunque me ayudaba adiestrando caballos, porque vivía fuera de la CDMX, decidí venirme a vivir a la capital, porque aquí se concentra mucho del ambiente taurino, que permea incluso en el resto de la República Mexicana’, señala el torero de 27 años de edad.
Reconoce que dar el salto de novillos a toros no es sencillo: ‘claro que pesa. Cambian sus distancias y sus tiempos. Los novillos suelen ir más de largo, en tanto que los toros, quizá por el peso, pero hay que pisarles más los terrenos. Los novillos pueden perdonarse algún error, pero los toros no’.
Para afrontar este compromiso, Antar tuvo oportunidad de lidiar un par de toros a puerta cerrada de la casa ganadera de José Julián Llaguno, considerada por los expertos como una casa ‘torista’.
‘En el campo y en la plaza puedo decirte que el toro pesa. Hasta su mirada es diferente. En el campo puedes permitirte algunas licencias, porque al final del día es preparación, mientras que en la plaza de toros, con el traje de luces, todo cambia y no es preparación, sino es el momento de mostrarle a la afición todo lo que te has preparado’, comparte.
Cristian Antar, quien comenzó su andadura taurina en 2015, sabe que debe estar completamente preparado para aprovechar la oportunidad, pues de algo está seguro y es que no quiere formar parte de las estadísticas de muchos toreros, que tomaron la alternativa sólo para mostrarla enmarcada en su casa.
‘Quiero torear y para eso me he preparado. Cumplí un sueño, pero aún tengo muchos más. Esto apenas comienza’, sentencia Cristian.