‘La cornada que me pegó este lunes el toro de San Marcos en la Plaza México me dio justo en el mismo lugar en el que hace 16 años me hirió un novillo en la Plaza Arroyo. El pitón me pegó exactamente en las costuras anteriores’, comparte el jalisciense Pepe Murillo, quien recibió el alta hospitalaria, después del cate sufrió en el coso grande. Fue una lesión en el muslo derecho, a milímetros del Triángulo de Scarpa.
‘Estaré en rehabilitación casi un mes. Por el momento no hay una fecha para reaparecer, pero confío que mi actuación tenga valiosa repercusión’, apunta.
A pesar de las dificultades climatológicas que se hicieron presentes en el embudo de Insurgentes en el que el viento y la lluvia fueron la constante, Murillo sabía que no tenía otro camino más que ‘cruzar la línea roja. Esa de la que tantos toreros hablamos, pero no sabemos si seremos capaces de atravesar’.
‘Desde que llegué al patio de cuadrillas estaba convencido de que algo tendría qué suceder, pero no pasaría inadvertido. En cuanto me prendió el astado al torear de capa me sentí mermado físicamente. Me costaba trabajo respirar y veía muchas lucecitas. Pero esa era la tarde’.
‘Hubo un momento, durante el último tercio, que el viento no dejó de soplar y se soltó la lluvia, pero no podía rajarme y pensé que sería una faena sin muleta. Aún así pegué muletazos que los aficionados me corearon fuerte. La energía del público que me apoyó no la cambio por nada’.
‘La segunda ocasión que me prendió y que me llevaron a la enfermería, ya no me querían dejar salir. Pero ese es el único camino para ser figura del torero y yo quiero ser una, por eso volví a la cara del toro y fue cuando ya no me la perdonó. Sabía que era todo o nada’.
‘Sentí en el acto, que traía la cornada y por un momento pensé que ahí se había terminado todo, porque la hemorragia fue abundante. Afortunadamente recibí una atención médica de primer nivel’.
Aunque muchos tratados señalan que las cornadas son ‘errores del torero’, Pepe Murillo considera que los percances suceden por diversos motivos. ‘Estoy de acuerdo en que las cornadas son errores, porque el error fundamental del ser humano radica en ponerte delante de un toro bravo, porque este animal sale a matar, entonces el error radica desde que te pones el terno de luces’.
‘Aunque la cornada de Arroyo y la Plaza México fueron en la misma parte del cuerpo, creo que se dieron por circunstancias diferentes. En Arroyo fue por una entrega inocente, en ese momento no tienes muy claro todo lo que puede suceder’.
‘Lo que pasó en la México fue distinto. Fue un reto personal y profesional. Saber que puedo cruzar mis límites me llena de orgullo y lo volvería a hacer. Hay plazas en las que debes de salir a dejar alma, vida y corazón, y la México es una de estas’.
‘No en vano decía Manuel Rodríguez Manolete que ‘en México hasta las cornadas dan gusto’, concluye Murillo.