Burlan a la muerte para celebrar la vida (Abundante oferta de festejos en el país)

* La celebración del Día de Muertos y la tauromaquia en México están íntimamente ligadas por factores históricos, culturales, simbólicos y sociales

GUSTAVO MARES

Con combinaciones para todos los gustos la jornada taurina por las celebraciones del Día de Muertos es abundante. Plazas de todas las categorías presentan variedad de combinaciones para todos los gustos. Las primeras figuras del toreo y los diestros más modestos tendrán oportunidad de vestir de luces para poner en riesgo la vida cuando se celebra la muerte.

Entre las combinaciones que destacan para este viernes en diversos frentes del país se cuentan:

Ciudad Hidalgo, Michoacán. El rejoneador Guillermo Hermoso de Mendoza y, a pie, Oscar Rodríguez y Ernesto Javier ‘Calita’; en Ciudad Lerdo, Durango, toros de Villa Carmela para el rejoneador Andy Cartagena y a pie el diestro Arturo Gilio; en la tamaulipeca Ciudad Madero, el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y, a pie, Uriel Moreno ‘El Zapata’ y Jorge Sotelo; en Provincia Juriquilla, los rejoneadores Diego Ventura y Tarik Othón, quien tomará la alternativa, a y pie, los diestros Juan Ortega y Diego San Román, con toros de Fernando de la Mora y Montecristo.

Para mañana, entre otras propuestas, destacan: en Morelia, el rejoneador Javier Funtanet y a pie, Joselito Adame, Juan Ortega e Isaac Fonseca; en Aguascalientes, toros de Santa Fe del Campo para David Galván, Fermín Espinosa ‘Armillita IV’ y Diego Sánchez; en Tlaxcala, toros de Tenopala y Felipe González para Uriel Moreno ‘El Zapata’, Arturo Saldívar y Diego Silveti; en la Plaza Oriente de San Miguel de Allende, Guanajuato, toros de Marrón para el rejoneador Fauro Aloi y, a pie, Ernesto Javier ‘Calita’ y Román Collado; en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, además de los diestros José Mauricio y Sergio Garza.

Para el domingo, destacan Ciudad Juárez, donde se lidiarán toros de Magdalena González para el rejoneador Andy Cartagena, y a pie, Juan Luis Silis y Antonio García ‘El Chihuahua’, mientras que en Reynosa actuarán Pablo Hermoso de Mendoza, el diestro Juan Pablo Sánchez y el novillero Kevin Loyo.

 

ÍNTIMA RELACIÓN

Las festividades de Día de Muertos en muchos lugares de la geografía mexicana va acompañado de festejos taurinos, no sólo por la derrama económica que en más de una ocasión representa un ingreso extra para los pobladores. 

Hay más allá del factor económico. La celebración del Día de Muertos y la tauromaquia en México están íntimamente ligadas por una combinación de factores históricos, culturales, simbólicos y sociales.

Tanto el Día de Muertos como la tauromaquia tienen orígenes que se remontan a la época colonial. El toreo fue introducido en México por los españoles en el siglo XVI y pronto se convirtió en una parte integral de las festividades y celebraciones locales. 

Por otro lado, el Día de Muertos es una síntesis de las tradiciones indígenas prehispánicas y las prácticas católicas traídas por los conquistadores. Esta fusión cultural permitió que ambas tradiciones coexistieran y se influyeran mutuamente a lo largo de los siglos.

Al mismo tiempo, estas dos sui géneris celebraciones, comparten una profunda exploración del ciclo de la vida y la muerte. En la corrida de toros, el enfrentamiento entre el torero y el toro es una representación dramática de la lucha entre la vida y la muerte en la que el riesgo y el valor son elementos centrales.

De manera similar, el Día de Muertos es una celebración que honra a los difuntos, reconociendo la muerte como una parte natural y continua de la existencia. Esta percepción compartida del valor y la inevitabilidad de la muerte crea un vínculo simbólico entre ambas tradiciones, que no se comprenden en muchas partes del mundo.

La iconografía del toro y la figura del torero han sido recurrentes en el arte mexicano, especialmente en el contexto del Día de Muertos. Las calaveras y catrinas a menudo se representan en escenarios taurinos, fusionando símbolos de la muerte con elementos de la tauromaquia. Además, la literatura y la música tradicional han incorporado narrativas que entrelazan ambas tradiciones, reflejando su presencia en la conciencia cultural colectiva.

Ambas tradiciones funcionan como eventos comunitarios que reúnen a familias y pueblos enteros. Las corridas de toros durante las festividades del Día de Muertos actúan como puntos de reunión social, fortaleciendo la cohesión comunitaria. Estas celebraciones sirven como espacios en los que se comparten costumbres, se transmiten valores y se refuerza la identidad cultural.

En muchas regiones de México, las temporadas taurinas coinciden con las celebraciones del Día de Muertos. Esta coincidencia en el calendario facilita la integración de eventos taurinos en las festividades, consolidando su asociación. Las ferias y fiestas patronales que se llevan a cabo en estas fechas a menudo incluyen corridas de toros como parte de sus actividades principales.

La tauromaquia en México ha adoptado dimensiones rituales que trascienden el espectáculo. Algunos ven en la corrida una forma de ritual que honra tradiciones ancestrales y conecta a los participantes con aspectos más profundos de la existencia humana. Esta dimensión espiritual se alinea con las prácticas del Día de Muertos, en las que se realizan ofrendas y rituales para honrar y recordar a los antepasados.

Las festividades que combinan el Día de Muertos con eventos taurinos tienen un impacto económico significativo en las comunidades. La afluencia de visitantes y turistas estimula el comercio local, la gastronomía y la artesanía, generando ingresos que son vitales para muchas localidades. Este aspecto económico refuerza la continuidad y la relevancia de mantener ambas tradiciones entrelazadas.

Es importante señalar que, en tiempos recientes, la tauromaquia ha sido objeto de debate y críticas debido a preocupaciones éticas y de bienestar animal. Esto ha llevado a una reevaluación de su lugar dentro de las celebraciones tradicionales. 

Sin embargo, su conexión histórica y cultural con el Día de Muertos continúa siendo un punto de interés y reflexión sobre cómo las tradiciones evolucionan y se adaptan en la sociedad moderna.

La íntima relación entre el Día de Muertos y la tauromaquia en México es el resultado de una compleja interacción de factores históricos, culturales y sociales. Ambas tradiciones comparten simbolismos profundos y han sido entretejidas en el tejido cultural mexicano a lo largo de los siglos. 

Al analizar esta conexión desde múltiples enfoques, se aprecia cómo reflejan y moldean la identidad y las prácticas culturales en México, ofreciendo una rica perspectiva sobre la manera en que las tradiciones se influyen y sostienen mutuamente.