‘Ha sido un año positivo no sólo en cuanto a sensaciones sino también en cuanto a triunfos’, comparte el mexiquense Ernesto Javier ‘Calita’, quien encabeza el escalafón taurino mexicano en el que lleva 33 festejos, incluida su participación en la Feria de San Isidro en Madrid en la que firmó una actuación de altos vuelos, que seguramente le abrirá las puertas para el serial del próximo año.
‘La tarde isidril fue muy importante para fortalecerme tanto espiritualmente como anímicamente. Hubo sensaciones ambivalentes, pero el balance fue positivo’, confiesa Ernesto Javier, quien desde que cerró filas con el apoderado José Luis Alatorre ha podido posicionar su carrera.
Es un hombre joven, tiene 34 años de edad, pero suma quince primaveras como matador de toros. Aunque a fuerza de ser sincero ha sido en este último lustro en el que se ha consolidado.
‘Pueden sonar mucho quince años de alternativa, pero realmente han sido apenas cinco años con actividad constante. La primera década fue muy complicada, fueron años de aguantar porque los festejos brillaban por su ausencia’.
A pesar de su juventud, ‘Calita’ es hoy uno de los toreros más experimentados y de mayor oficio en la escena taurina mexicana, pero sabe que las nuevas generaciones de toreros ‘vienen empujando con fuerza. Por eso es que no puedes dormirte en tus laureles. No soy figura del toreo pero tomo ejemplo en las figuras. Por ejemplo, ahí está Andrés Roca Rey, instalado en la cima y cada tarde sale a dejar la vida en el ruedo. Ese es el único camino’, comparte.
Sobre la actual situación que vive la fiesta brava, en la mira de las autoridades que quieren trastocar el ritual, comenta: ‘Es un momento convulso para el toreo no sólo de México, sino de todo el mundo. Los políticos, muchos, toman el toreo como moneda de cambio. Creo que en nuestro país hemos sido pasivos de alguna manera en la defensa de la tauromaquia’.
El torero de Tlalnepantla está de manteles largos porque mañana ‘bailará el vals’ debido a que celebrará quince años de alternativa. Recibió el anhelado abrazo la tarde del 22 de noviembre de 2009 en la Plaza México, donde tuvo como padrino al maestro Manolo Mejía y como testigo al español José María Manzanares, con ganado de Julio Delgado. El burel de la ceremonia llevó por nombre ‘Canastero’, astado castaño herrado con el número 28 y 453 kilogramos de peso.
El tiempo sigue su marcha y Ernesto Javier mantiene la misma afición que le caracteriza, desde la primera vez que tomó unos avíos.