Adiós 2024: La Última Estocada de un Año de Contrastes
Por El Viejo Gruñón
¡Ah, mis queridos lectores de Toros y Faenas! Ha llegado el momento de esa despedida anual, donde este viejo gruñón les toma del brazo para hacer un brindis simbólico desde la trinchera de nuestras tradiciones. Aquí estamos, al filo del 31 de diciembre de 2024, cerrando un capítulo más de este libro llamado vida. Y qué libro, lleno de polémicas, pasiones y esas estocadas certeras que solo el arte de la palabra puede lograr.
El 2024 fue un año cargado de altibajos para la tauromaquia y la sociedad en general. La reapertura de la Plaza México, con su renovada energía, fue un estandarte para los que amamos la fiesta brava. Las controversias no faltaron, desde el eterno debate entre tradición y modernidad, hasta las despedidas que nos desgarraron el alma, como la del gran Paco Camino.
Este año, no solo enfrentamos los toros de nuestras propias contradicciones, sino que también buscamos en cada pase un destello de esperanza. Hemos discutido sobre el arte del rejoneo, sobre la valentía en sus múltiples formas, y sobre el renacimiento de una fiesta que, como el Ave Fénix, se niega a desaparecer. Todo esto mientras este cronista gruñón, con más arrugas en la frente y menos paciencia que el año pasado, seguía aferrado al teclado como un torero a su capote.
En esta víspera de Año Nuevo, permítanme agradecerles a ustedes, mis fieles lectores, por estar aquí, semana tras semana, con la mirada fija en este ruedo digital. Su pasión, sus críticas y hasta sus desacuerdos son la verdadera fuerza que mantiene viva esta columna.
El 2025 se avecina como un toro indómito en la puerta de toriles: impredecible, lleno de retos, pero también de posibilidades. Que este nuevo año nos encuentre con el valor para enfrentar nuestras propias corridas, con el arte para convertir cada desafío en una faena memorable y con la humildad para aprender de cada estocada fallida.
Desde esta arena de palabras, alzo mi copa y brindo por ustedes, por nosotros, y por la tauromaquia, ese arte que, entre la vida y la muerte, nos recuerda lo que significa ser humanos. ¡Feliz Año Nuevo! Que cada paseíllo sea un triunfo y que en el ruedo de la vida nunca falte el olé del corazón.
Con el cariño de siempre,
El Viejo Gruñón