Ni nuestra gloria nacional, ni la máxima promesa
Gustavo Mares
Ni nuestra gloria taurina nacional, ni la joven promesa que llegaría a salvar la tauromaquia azteca. Los dos primeros festejos de Aniversario en la Plaza México mostraron una terrible realidad: la caballada está flaca.
Joselito Adame, quien se ha llegado a nombrar como la principal figura de nuestro país, llegó al coso grande precedido de gran expectación y no era para menos pues compartía cartel con el peruano Andrés Roca Rey, quien a la postre se convertiría en el triunfador al cortar cuatro orejas y un rabo.
Del otro lado, Joselito Adame estuvo muy por debajo del segundo de su lote, a pesar de que en el callejón tenía al diestro en retiro Eulalio López ‘Zotoluco’, uno de los grandes lidiadores.
El de Aguascalientes tiene la base técnica y el valor. En años anteriores, con toros similares, había estado muy bien, pero en la México se desdibujó feo y se consumó el petardo.
Al dia siguiente, cuando parecía que la nueva generación de toreros haría olvidar el trago amargo de un día antes, el michoacano Isaac Fonseca pasó fatigas y se le fue vivo el segundo de su lote.
Desde hace tiempo en este mismo espacio hemos señalado el michoacano decidió darle un giro muy particular a su administración y parece que la factura le salió cara.
Ahora los ojos están en el festejo del 5 de febrero con la despedida del valenciano Enrique Ponce.
El primer indicador de la salud de la tauromaquia en la capital mexicana será la entrada que registre la plaza más grande del mundo. Un lleno daría cuenta de un estado óptimo de salud, pero será difícil que se agote el papel, pues desde hace tiempo, la administración de la Plaza México se ha encargado de alejar a los aficionados de hueso colorado, fastidiados de que les suelen dar ‘gato por liebre’.
Enrique Ponce, aunque español, tiene gran arraigo en la afición mexicana, hogaño más que cualquier otro torero azteca.
Por más que digan, si no se agota el papel para la despedida de Ponce algo se está haciendo mal y es urgente que se corrija.