MADRID.- La plaza de Las Ventas, acostumbrada a llenos espectaculares, mostró una entrada de tres cuartos en la vigésima tercera corrida de la feria, con toros de Lagunajanda, en una tarde que dejó sensaciones agridulces.
La notable bajada en taquilla, similar a la registrada en la corrida anterior de José Escolar, rompió con la imagen habitual de un coso abarrotado, generando cierta extrañeza entre los aficionados. A pesar de ello, la fiesta brava mantuvo su esencia, con momentos de emoción y la realidad cruda que siempre acompaña la apertura de la puerta de toriles.
Manuel Escribano, veterano y conocedor de la Monumental, abrió la tarde con su característico ritual de portagayola, un sello personal que suma récords en su carrera. Enfrentó al cuarto, un toro cornalón y serio que evitó el caballo, pero mostró prontitud, aunque con un trasfondo de mansedumbre que se acentuó con el paso de la faena. La labor de Escribano, densa y prolongada, no logró conectar con el público en un ambiente exigente. En el segundo, un toro con arrancadas medidas, el sevillano ofreció muletazos de calidad, pero el animal se rajó pronto, desluciendo el esfuerzo. Una estocada baja en el primero y un topetazo en el segundo sellaron una actuación silenciada.
Joselito Adame, celebrando su corrida número 600, lidió un tercero noble, pero su faena no alcanzó el vuelo esperado. Con el quinto, de buen fondo y franqueza, el mexicano no logró compactar las tandas, quedándose en un esfuerzo sin trascendencia. Ambas actuaciones fueron silenciadas, reflejando la exigencia del tendido madrileño.
Alejandro Peñaranda, quien confirmaba su alternativa, mostró firmeza y buen aire desde el primer toro, de buena condición, pero que se desinfló rápidamente. En el sexto, un toraco de imponentes pitones, noble y repetidor, Peñaranda brilló con solvencia, toreando con ética y estética, como si llevara la experiencia de sus compañeros de terna. Su labor, cargada de corazón y orden, le valió una vuelta al ruedo, destacando como el punto álgido de la tarde.
Ficha del festejo
Las Ventas, Madrid. Vigésima tercera de feria. Toros de Lagunajanda, bien presentados, de juego desigual: 1º, a menos; 2º, manso, pero se deja; 3º, noble; 4º, mejor embroque que final; 5º, bueno; 6º, noble y repetidor. Tres cuartos de entrada.
Manuel Escribano (verde y oro): estocada defectuosa, aviso, estocada (silencio); estocada (silencio).
Joselito Adame (blanco y oro): dos pinchazos, media estocada tendida y desprendida (silencio); estocada (silencio).
Alejandro Peñaranda (blanco y oro, confirmaba alternativa): media, aviso, tres descabellos (silencio); estocada (vuelta).