Emotivo, el festival de aniversario de ‘Chilolo’

San Pedro Xalostoc, Estado de México.– Bajo el sol abrasador de esta tierra taurina por excelencia, el Cortijo San Judas Tadeo vibró con un festival sensacional que quedará grabado en el corazón de los aficionados.

No era solo una corrida más, era la conmemoración de los 31 años de alternativa del matador de toros en retiro, el ídolo eterno de esta plaza, Guillermo González «Chilolo». Un hombre que ha forjado su leyenda en el ruedo de Xalostoc, donde cada capotazo evoca recuerdos de gloria y pasión.

Con tres cuartos de entrada –un gentío entregado que llenó las gradas con pañuelos blancos y olés ensordecedores–, la tarde se convirtió en una oda al toro bravo y al arte de la tauromaquia.

Los astados, desiguales en presencia y juego, pusieron a prueba el valor y la maestría de los espadas. Se lidiaron siete toros: cinco de la ganadería de Huichapan (1°, 3°, 5°, 6° y 7°), uno de Xajay (2°) y otro de Arroyo Zarco (4°). No todos brillaron igual, pero destacaron con luz propia los lidiados en segundo, cuarto, sexto y séptimo lugar, regalando momentos de pura emoción que hicieron contener el aliento a la plaza entera.

El homenajeado, «Chilolo», entró al ruedo como un rey regresando a su reino. Con los dos toros de Huichapan (regaló uno), desplegó esa torería innata que lo ha convertido en mito. Cortó orejas en su primero y, en un gesto de generosidad que encendió los ánimos, aceptó un toro de regalo que rubricó con dos orejas más. ¡Qué manera de celebrar! Sus muletazos profundos, cargados de temple y sentimiento, recordaron por qué esta plaza lo adora: es el hijo pródigo que nunca defrauda.

No menos aplaudido fue Ricardo Adrián, quien con un buen toro de Xajay firmó una faena impecable y se llevó dos orejas entre ovaciones que retumbaron como truenos.

Valente Alanís, con su toro de Huichapan, conquistó una oreja en una labor valiente y sincera.

Luigi Mercury, enfrentando al de Arroyo Zarco, bordó el toreo con dos orejas que premiaron su entrega total. El torero capitalino cumplió así un triunfal doblete en fin de semana.

Más allá de las buenas sensaciones que dejó, el también promotor de espectáculos llenó su alma con lo que más le apasiona.

Pero la tarde tuvo un toque especial con los aficionados prácticos, esos valientes que sueñan con la gloria bajo los focos. Hugo Cabrera cortó una oreja con un toro de Huichapan, demostrando garra y corazón. Y Carlos Gracida, en una actuación que emocionó se alzó con dos orejas ante otro de Huichapan, ganándose el respeto eterno de la afición.

La plaza, entregada en cuerpo y alma, vivió una jornada de pura alegría taurina. Al final, los triunfadores –con «Chilolo» a la cabeza– fueron sacados a hombros por la puerta grande, entre vivas, aplausos y un mar de sombreros al aire.

San Pedro Xalostoc no solo celebró 31 años de un matador legendario; celebró la vida, la tradición y esa pasión que une a generaciones en el ruedo. ¡Viva la tauromaquia! ¡Viva «Chilolo»! Una tarde que late en el pecho de todos los que estuvieron allí.