Columna ALTERNATIVA: Allá sí y aquí no

Allá sí y aquí no

Por Gustavo Mares

El tema de la triunfal actuación del peruano Andrés Roca Rey en Las Ventas de Madrid generó una lluvia de opiniones a través de las redes sociales. La mayoría a favor, pues se ponderó el valor espartano que atesora.

Algunas otras voces criticaron al andino porque en nuestro país ha quedado a deber una actuación de altos vuelos como la que firmó en la Feria de San Isidro la tarde del pasado 22 de mayo, que le valió para salir a hombros.

La propuesta taurina de Andrés es emocionante. Eso nadie puede negarlo. Se pega unos arrimones que dan miedo. Pero para lograrlos, para que realmente tengan impacto en los tendidos, requiere el toro enrazado, fiero y que transmita sensación de peligro.

Las faenas del andino suelen generar en los tendidos más ‘ay’, que el tradicional ‘ole’. No hay que olvidar que el toreo, al final del día, se circunscribe a la emoción que un toro y un hombre dispuesto a burlarle puedan generar.

La diferencia de las actuaciones que ha firmado en Europa a las que realiza en nuestro país radican en la forma en que se le programa. Allá, por ejemplo, durante su comparecencia madrileña que le valió para ser izado a hombros, se le anunció con ganado de Parladé.

Aquí en nuestro país es habitual verle programado con ganado menos duro, más soso, menos bravo. Si fuera vino, muy rebajado. Agregue usted que, con sus honrosas excepciones, además de la falta de bravura, y por ende sensación de peligro de los bureles que suele lidiar en México, está el tema del trapío, lo que dista mucho de lo que enfrenta del otro lado del Atlántico.

La propuesta de Roca Rey gravita en la emoción de ver a alguien jugarse la vida con gran transparencia, pero su trazo carece de la expresión artística que tienen otros coletudos.

Aunque los toros ‘no tienen palabra de honor’ existen determinadas ganaderías que le vienen mejor a uno u a otro diestro según su propia tauromaquia.

En nuestro país por exigencias de su administración y la fascinación que solemos sentir por lo extranjero, se cumplen sus peticiones, entre las que se cuentan determinadas ganaderías. Ahí radica todo.

Si a Roca Rey se le programara con otro tipo de ganado, no forzosamente de los encuadrados como ‘duros’ pero sí de ganaderías que apuestan más por la raza y la bravura, que por la sosería y mansedumbre, quizá su tauromaquia podría lucir en nuestro país tanto como brilla en el viejo continente.

Si en la próxima temporada mexicana al torero peruano se le programa con ganado manso y chico será difícil que pueda colocarse de lleno en el ánimo del público azteca. Sin embargo, si se hacen las cosas con profesionalismo y atendiendo las necesidades de los aficionados, y no de los representantes, el peruano podría convertirse en un torero de época en nuestro país.

Los aficionados que siguen a Roca Rey van más a verle por la emoción que pueda generar en un lance, que por el número de orejas que pueda cortar al final de la función.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Cuándo comenzarán las novilladas en la Plaza México?