Entrenan César Morales, padre e hijo, EN EL FRENTE DE BATALLA (*Fotos*)

 

FOTOS CORTESÍA NTR TOROS/MANOLO BRIONES (*Para ver las fotos, click aquí: Tienta*)

El picador de toros César Morales es un ejemplo de profesionalismo. Así como los matadores de toros se preparan tanto de salón como con la práctica en el campo, este varilarguero entrena de manera similar para perfeccionar su técnica como picador de toros.

Esta semana, en compañía de su hijo, el aspirante a varilarguero César Morales Jr., estuvo en la ganadería zacatecana de José Julián Llaguno, sinónimo de trapío y bravura.

César llegó al campo bravo zacatecano después de lograr destacadas actuaciones en las plazas de León y Mérida, donde a las órdenes de las principales figuras, debe estar siempre a la altura de las circunstancias.

En los corrales de la prestigiada finca ya les esperaban más de tres decenas de machos para ser evaluados. Todos con pesos que oscilaban entre los 380 y 420 kilogramos.

Padre e hijo, confiados de sus dotes de buenos jinetes y grandes picadores, afrontaron con gran seriedad el compromiso con las bellas estampas camperas que se generan en las tiendas de machos, donde capotes y muletas brillan por su ausencia.

Hay que aclarar que no fue ‘un día de campo’. Por el contrario, fue más como un par de días ‘en el frente de batalla’ y es que los ‘josellagunos’, poderosos por naturaleza, pusieron a prueba el valor de los participantes.

El martes, cuando se tentaron un total de 31 machos, la mayoría con nota sobresaliente, los dos picadores sufrieron tres tumbos cada uno. Afortunadamente, la Divina Providencia estuvo ahí para cuidarlos.

Uno de los momentos más dramáticos de la sesión, llegó cuando César Morales cayó y quedó a merced del toro que le apuntó a  la cara… De allá arriba le echaron el capotazo salvador y el picador, valiente a carta cabal, volvió a su cabalgadura para cumplir con lo prometido.

‘Dios me cuidó porque se puso la cosa fea. Quedé a merced del astado. Pero aquí estoy, listo para el compromiso de esta noche’, señala César, quien hoy saldrá a la México en la cuadrilla de Salvador López.

Al día siguiente, con astados aún más pesados, el experimentado picador sufrió la friolera de siete tumbos más, por uno que sufrió su hijo.

‘Traigo el ojo morado y un rayón muy fuerte, pero no creo que pase a mayores’, confiesa Morales, quien se hará revisar por el doctor Jorge Uribe.

‘Uno como picador tiene que estar siempre en buena forma. Es más, si quieres estar en las cuadrillas de los mejores, tu deber ser el mejor’, comenta este torero ejemplo de profesionalismo.