Triunfos desvalorizados
Por Adiel Armando Bolio
Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. El pasado viernes 20 del mes en curso por la noche, tras la primera corrida de la afamada Feria de León, Guanajuato, en las instalaciones del restaurante “Panteón Taurino”, se hizo entrega de la edición XXVIII del trofeo “San Sebastián Mártir” y la verdad nos sorprendió que se le haya otorgado al diestro extremeño Miguel Ángel Perera debido, según quienes conceden el galardón, a que realizó la mejor faena del festejo sin haberla coronado con la espada y habiendo sido tan solo ovacionado en el tercio cuando durante la misma función el joven matador aquicalidense Luis David Adame, a su primer astado, le cuajó un más que meritorio trasteo que rubricó con el estoque, lo que le hizo obtener una oreja a cambio de una incómoda cornada en la ingle derecha.
Tal situación nos hizo pensar en dos aspectos. Primero, como faena completa se debe entender lo realizado con capote, muleta y estoque, pero tal parece que a muchos grupos que tienen el tino de premiar a lo mejor de una temporada o de una feria taurina se les olvida ese detalle y galardonan como máximo faenas sin ser rubricadas con la espada y simplemente se circunscriben a lo hecho únicamente con la sarga, lo cual resulta al final de cuentas un argumento totalmente incompleto e inconsistente pues, reiteramos, una faena se debe aquilatar desde el capote y hasta entrar a matar.
Y, segundo, lo anterior hace y provoca que el corte de apéndices se desvalorice, algo que, sin duda, no debe pasar porque si los novilleros y los matadores de toros salen a las plazas a lograr el triunfo cortando una, dos y dos orejas y el rabo, y al final de cuentas se premia una labor por una vuelta al ruedo o una salida al tercio, entonces el esfuerzo se va a la basura, restándosele todo tipo de valor.
Es más, se dan casos actualmente de que para definir al triunfador de algún serial taurino no importa haber cortado el mayor número de apéndices, estando por encima de los demás, no, el máximo trofeo se le concede al diestro que mejor estuvo toreando y si se trata de un extranjero mejor, lo cual, por supuesto, no puede ni debe suceder pero por desgracia así pasa. La Fiesta de los Toros tiene que ser universal no extranjerista como en nuestro país.
En estos tiempos en los que gracias a las, para mí, nefastas redes sociales, se ha hecho mucho más dura y cruda la guerra contra la Fiesta Brava es cuando tenemos que cuidarla mayormente, de velar por ella y trabajar de manera ardua para que no pierda credibilidad. Es verdaderamente penoso ver que un espectáculo como el que nos apasiona, el de la Fiesta de los Toros, esté perdiendo grandeza y jerarquía, clase y calidad, no en el ruedo sino fuera de él pues si a lo anteriormente expuesto le añadimos la incomunicación de muchos matadores con la prensa especializada, eso provoca que exista un rompimiento delicado en uno de los eslabones más importantes al interior de las filas de la familia taurina.
Por ello, quienes tienen en sus manos el tener la dicha de premiar a lo mejor de una temporada o de una feria taurina háganlo como debe ser, guardando las formas, sin rebuscamientos ya que es tan fácil como que uno es más que cero y dos es más que uno.
Y los toreros que se manejan en la parte alta del escalafón nacional deben reconocer que no todo son las redes sociales, que todavía existimos los periodistas especializados que nos preocupamos por buscar la entrevista con ellos para apoyar y difundir sus trayectorias, de ahí que les recuerde entonces que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.