Arma de doble filo
Gustavo Mares
En la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se llevará a cabo hoy la votación sobre la revisión de un amparo que hace algunos años tramitó la actual empresa de la Plaza México, luego de que tras montar un par de festejos con mayoría extranjera, la entonces Delegación Benito Juárez le multó.
Hace unos días a través de la página oficial de la SCJN se hizo público el proyecto de resolución en el que en su parte medular se puede leer que la decisión de los jueces será favorable a la empresa del coso grande, después de que en una primera instancia ese amparo fue rechazado.
El hecho de que en breve las empresas de la CDMX estén facultadas para montar carteles de mayoría extranjera es un arma de doble filo para la tauromaquia azteca.
Del lado positivo es que con adecuadas combinaciones la plaza más grande del mundo podría llenarse hasta el tope. Imagine usted el mano a mano esperado por toda la afición a nivel mundial, Enrique Ponce y José Tomás. O ¿por qué no? una encerrona de Julián López ‘El Juli’.
Bien manejada, esta posibilidad puede ser un importante trampolín para los toreros de nuestro país, claro los que tengan la fortuna de entrar en los planes, pues un triunfo clamoroso al lado de dos ‘monstruos del toreo’ puede poner a cualquier en los ‘cuernos de la luna’.
Bien manejada, esta posibilidad puede ser comercialmente positiva.
Del otro lado de la moneda preocupa el futuro de las nuevas generaciones de toreros. Podría pasar en México lo que sucede en Colombia o Perú, donde las carteleras están copadas por extranjeros y la producción de toreros locales, disminuida.
Los aficionados también dividen opiniones. Hay quienes se van por el sendero romántico, pero no hay que dejar pasar de lado el difícil momento que atraviesa la tauromaquia mexicana puesto que los ganaderos venden sus toros a precio de carne, y muchos novilleros y matadores de toros están ‘en activo’ pero suman años sin torear.
Al final del día la tauromaquia es un negocio y el mundo se ha globalizado de tal forma, que el toreo tiene que modernizarse pues de lo contrario estaría destinado a morir.
Hay otros factores que también vale la pena comentar. El hecho de que las empresas puedan montar estos festejos, tampoco les garantiza que vayan a tener ganancias. Para nadie es un secreto las estratosféricas cifras que cobran las figuras del toreo. Imagínese lo que se dejarían pedir Ponce y José Tomás por un mano a mano en la plaza grande.
Quizá se elevaría a tal grado, que los boletos deberían de tener un incremento sustancial para hacer viable la papeleta. No es sencillo. Puede bajarse la categoría de los actuantes internacionales, pero en ese caso tampoco sería positivo programar a toreros extranjeros de media tabla, en ese caso mejor apoyar a los de casa.
Las combinaciones internacionales de la México también tendrán repercusión en provincia, pues es habitual que los aficionados acudan a las plazas de la localidad a ver torear a los diestros que aparecieron por televisión, pero muchas de las figuras europeas que nos visitan se van apenas cumplen sus compromisos y son los nuestros los que se quedan con el paquete de mantener la tauromaquia vigente todo el año.
Si la votación no toma un giro inesperado serán los empresarios los que tengan el futuro inmediato de la tauromaquia mexicana en sus manos. La dinamita se puede usar para crear caminos, pero también para destruirlos. Sólo el tiempo nos dirá si esta decisión fue positiva o no.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué torero de dinastía, desaprovechado por las empresas, busca una tarde para decir adiós?