Columna Alternativa: Ya lo pasado, pasado

Ya lo pasado, pasado

Gustavo Mares

 

La fiesta de los toros atraviesa por uno de los momentos más complicados de toda su existencia y es que los constantes ataques de los antis, así como la falta de unión en el gremio, han ido haciendo del toreo una especie de ‘botín’ para muchos políticos oportunistas.

Es alarmante también la falta de espacios en los medios de comunicación dedicados a la difusión del llamado ‘Arte de Cúchares’. Y peor aún, es de preocuparse pero también de reflexionar, la indolencia de la mayoría de los toreros a la falta de espacios mediáticos para demostrarle al mundo entero qué es lo que hacen.

Las administraciones de los hombres que visten de luces piensan, en su gran mayoría, de manera equivocada, que basta con cortar las orejas en las plazas donde se presentan. Pero pasan por alto una cosa: la publicidad es básica en cualquier producto o servicio que se oferta al público.

De nada sirve que triunfen clamorosamente en cualquier escenario si no tiene una repercusión mediática auténtica y bien enfocada.

A la mayoría, que no todos porque existen sus honrosas y profesionales excepciones, les pasa de ‘noche’ que son un producto que compite contra otros en busca de convertirse en los consentidos del público al que van dirigidos, en este caso los aficionados a la fiesta brava.

Son alarmantes las bajas entradas en muchos escenarios. Preocupa también la manera tan dramática en que ha decrecido la celebración de festejos taurinos.

Hacen falta más espacios para dar a conocer todo lo que sucede en este ‘mundo’ tan especial de la tauromaquia.

Hace años, cuando todavía no existía internet, muchos periódicos de la capital contaban con una sección de toros fija. Hoy eso quedó atrás.

Apenas los diarios Esto y Ovaciones, pertenecientes a la Organización Editorial Mexicana, han mantenido una sección taurina diaria, sabedores de la importancia cultural e histórica del toreo en nuestro país. Pero pare usted de contar. En el resto de los periódicos aparecen sólo notas aisladas de lo que acontece en el ambiente taurino y generalmente, sólo cuando hay heridos.

Hasta hace no muchos años era habitual que los toreros hicieran ‘la visita de las siete casas’ y recorrieran todas las redacciones en las que había una sección taurina especializada.

El recorrido solía comenzar en el Ovaciones, muy cerca de la Torre de Pemex para continuar con el Esto y el Sol de México. De ahí continuaban hacia la zona de Bucareli. Eran paradas obligatorias La Prensa, La Afición, El Universal, Excélsior y Novedades. La gira concluía en la doctores en El Heraldo de México, dirigido por don Gabriel Alarcón.

Poco a poco, las secciones taurinas comenzaron a desaparecer. Incluso algunos medios cerraron sus puertas. Hoy, sólo dos diarios de circulación nacional mantienen una sección taurina fija.

En internet la oferta mediática taurina es más abundante que en el periodismo impreso, sin embargo, a fuerza de ser sinceros, son contadas las páginas con auténtico periodismo taurino, pues en su gran mayoría son páginas hechas por ‘repor-fans’.

Uno de los más grandes males que aquejan a la fiesta brava es el desconocimiento que existe de ella. La tauromaquia tiene muchas e interesantes aristas. En torno a ella no sólo se pude escribir de lo que ocurre en el ruedo. Se desprenden temas relacionados a las bellas artes, la gastronomía, la sicología, la medicina, incluso el amor y el desamor. Muchos temas, hasta de cuestiones paranormales por increíble que parezca.

Pero si no se cantan las bondades del espectáculo que nos apasiona, se antoja difícil que en los tendidos pueda darse un relevo generacional que tanta falta hace.

La publicidad es tan importante que el refresco de cola más famoso del mundo invierte anualmente millones de dólares en anunciarse. Por algo será.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Y si se montara en nuestro país el esperado mano a mano entre el valenciano Enrique Ponce y el madrileño José Tomás?